Segundo a segundo, minuto a minuto todo tiene su razón
de ser, todo tiene su tiempo. De no ser así, nada tuviese sentido. Porque hay
cosas que se anhelan con el corazón sediento, sincero, carente de engaños, y
aun así, no se manifiestan; y seguimos rezándole a un Dios que jamás hemos
visto, y que en ocasiones parece estar bastante ocupado escupiendo nubes o surfeando
puestas de sol. Sin embargo, no nos rendimos, y seguimos creyendo que algún
día, aunque sea lejano, será uno de gloria, lleno de dicha, porque habremos
triunfado, y aunque aquellos deseos que una vez ocuparon los espacios del alma,
no se hayan manifestado de la manera como más queríamos, habremos comprendido
que no siempre se trata de ganar, ni de ser el rey o la reina, sino mas bien de
aprender lecciones mucho más valiosas. Otras cosas que nos harán más fuertes,
distintos al resto. Inmunes ante los baches en el terreno de la vida.
No es sencillo claro que no. Muchas veces las
palabras más simples, las más familiares, son los conceptos más difíciles de
aplicar en la vida misma. Como si las enseñanzas más importantes fuesen las que
más escuchamos, pero por alguna razón, ya no se si divina, son las que más rápido
se olvidan, muchas veces por amor. No obstante tenia que ser así. No habría
otra manera, porque de haberla habido se hubiese llevado a cabo. No me canso de
decir siempre: lo mejor es lo que pasa. Y aunque el día este soleado y no hayan
ganas de salir, es importante saber el porque de las cosas, de los sentimientos
que nos abordan, que nos amargan en ocasiones, y recordar por sobretodas las
cosas: que son temporales. Que como decía la abuela, o el tío del primo de
aquel: no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista. Pero hay que
creerlo en compañía de un deseo nato de querer que las cosas cambien. Un anhelo
de superarse, de salir a la calle y beber de nuevo el perfume de las flores,
dejando atrás esos días en la oscuridad del fondo, sabiendo que mientras mas
hondo se está, irónicamente más cerca se esta de la gloria.
Y es que aquel que no sufre no vive. Como una multa
que se le pone a todo ser viviente por el simple hecho de vivir. Y se van
acumulando, y se van pagando poco a poco, y mientras mas tengamos metidas en la
guantera, quizás mas arrugas nos borden los ojos, y cada una de ellas
represente un amor, o una tortura, o una mano que se estiró sin pensarlo y se
quedó allí prendada en las aceras del corazón. Así es la vida de a poquito. De
a bocados pequeños para no atragantarnos porque es tan dulce que puede
fácilmente empalagar y tornarse amarga con el tiempo. Pero mientras más dulce
sin duda alguna más apetitosa. Por ello no se puede dejar de ser niño, de
endulzarnos la vida por temor a perder, o a que se nos rompa el corazón en mil
pedazos. Porque si existe la propiedad de estar en mil pedazos es porque quizás
así tenga que estar aunque sea una vez en la vida, para poder enmendarse de
nuevo en uno mas grande, mas vivo, amante eterno de la vida y del amor. Órgano
inmortal.
"Twenty years from now you will
be more disappointed by the things you didn't do than by the ones you did. So
throw off the bowlines, sail away from the safe harbor, catch the trade winds
in your sails. Explore. Dream. Discover."
~ Mark Twain