domingo, 25 de diciembre de 2011

Epifanía

Veamos la inspiración realmente como un rayo de luz denso y pesado. Que viene de allá arriba, de las estrellas, de algún lugar misterioso que no conocemos. Pensemos que sí, que es posible. Que viene en línea recta hasta el tercer ojo, completamente premeditado, estudiado minuciosamente. Directo a ese punto medio entre las dos cejas, receptor inmaculado de grandes ideas. Transformador de locuras. Origen de pensamientos ilustres. Como una inspiración divina que realmente baja del cielo en una especie de rayo solar. Que te calienta, que te desvela por las noches, que te sopla al oído la formula secreta del éxito. La llave maestra que abre las puertas del corazón y lo enchufa de manera inmediata hasta ese punto. Línea recta entre la mente y el corazón.

No lo imaginemos siquiera, hagámoslo real. No seamos conformes transándonos con ejemplos de aquellos que vinieron primero, otras generaciones. No veamos gráficos que muestran como debería ser, mas bien comprobémoslo cierto. Que no nos baste observar un dibujo a colores con esa línea de luz que viene del cielo e ilumina de manera mística las mentes humanas. Subamos la mirada mas bien y cerremos los ojos. Pongamos los pies sobre la tierra y sintamos de esa manera como nos crecen raíces de esas semillas que hemos venido plantando al andar. Sintamos como se enredan poco a poco a nuestros pies. Una madre distinta que se siente viva entre los dedos del pie, por las piernas, las caderas. Sintámonos parte de ella y seguros sobre su terreno. Protegidos tras su manto.

Creamos también que es posible volar aun con los pies sobre ella. Al parecer es la única forma de hacerlo sin perderse para siempre entre las nubes. La única forma de vivirlo y recordarlo para después contarlo, pensando siempre en futuras generaciones que les debemos un ejemplo. Sugerir. Demostrarles que no basta con imaginarse las cosas sino convencerse uno mismo que son posibles. Pedirle al cielo por esa inspiración divina que te parte la frente en dos mitades a través de su rayo de luz. Sintiendo un calor etéreo en los temporales, la quijada, el cuello, llegando al corazón en un corto circuito. Conectemos estos dos puntos mágicos con el fin de crear pero seamos ingenuos a la hora de hacerlo, inocentes como niños que todo lo creen posible. Soñemos que aquello que soñamos se hace realidad allí mismo en la mitad de nuestro sueño.



¡Merry Christmas!

sábado, 10 de diciembre de 2011

Extranjera

No ahora resulta que mi casa tampoco es segura. Ese pedacito de mi, que tiene mi olor, que planifiqué con detalle y pacientemente para que todo fuese perfecto. Ese escondite divino que tiene silencio y que por sobretodas las cosas, te contiene a ti. Ahora parece que tampoco es seguro. Estar contigo, hacerte el amor bajo ese techo parece que no es seguro tampoco. Acaso y dígame alguien ¿Qué es lo que es seguro en este país? ¿Dónde puedo estar tranquila fumándome un cigarro? o bailando sobre las acera de mi calle mientras espero que se llene la luna ¿A dónde puedo ir con los ojos cerrados, con las ventanas abiertas? ¿qué lugar me recomiendas que vaya? donde pueda ser yo, donde pueda ser libre...


No puedo borrar mis memorias, esos tiempos que eran así… libres. Como los pájaros que se arriman a la montaña cuando comienza a caer el sol. Libre para buscarte por la ciudad, divagando sus calles, dibujando tu sonrisa en la pared.  Un aire que olía a chamo, que sabia a cerveza tomada desde tu boca. Todavía. Ahora parece que nada de eso es seguro. Que manejar por sus calles es coquetear con la muerte. Que te llevan sin pensarlo y en un par de segundos te cambian el rumbo y para siempre. Borran las líneas de tu destino allí mismo sobre un pedazo de tierra que solía tener recuerdos bonitos. Como el primer amor. Manejando a ratos sin mirar el reloj. Persiguiendo el sol por las tardes a toda mecha en la cota mil. Llamando a la luna. Diosa bendita que siempre ee esconde tras la montaña. Nada de eso es seguro tampoco.


Cantar por las noches, andar en carro sin rumbo fijo con vidrios abajo, con aire fresco sobre la cara en una noche que huele a sorpresa. Fumar a dos manos. No tener que rezar porque todo se manifiesta sin haberlo pedido. Como una tarde rosada de escasa tarea, o una noches ilustre, desprevenida, mas bien improvisada. Terminar con los dedos metidos entre la arena aun con el traje de fiesta. Al parecer, nada de eso seguro no mas. ¿En que sitio me puedo calmar? ¿en que espacio me recojo si ya nada es mío?... ni tu tampoco. Si mi propio hogar no me pertenece, ya no tengo autoridad. Si me acuesto cansada y no puedo dormir de pavor porque nadie me protege. Ni mi Dios, ni el tuyo, ni la ley del estado, ni un tratado formal. ¿Cómo vivo? ¿Cómo puedo ser normal? ¿Cómo no ser quien soy, ni pensar como pienso?  Como no portar un pasaporte ajeno, como no ser de otro país.



Liberty is the right to choose, freedom is the result of that choice. –Unknown source


lunes, 28 de noviembre de 2011

Oído al tambor

Segundo a segundo, minuto a minuto todo tiene su razón de ser, todo tiene su tiempo. De no ser así, nada tuviese sentido. Porque hay cosas que se anhelan con el corazón sediento, sincero, carente de engaños, y aun así, no se manifiestan; y seguimos rezándole a un Dios que jamás hemos visto, y que en ocasiones parece estar bastante ocupado escupiendo nubes o surfeando puestas de sol. Sin embargo, no nos rendimos, y seguimos creyendo que algún día, aunque sea lejano, será uno de gloria, lleno de dicha, porque habremos triunfado, y aunque aquellos deseos que una vez ocuparon los espacios del alma, no se hayan manifestado de la manera como más queríamos, habremos comprendido que no siempre se trata de ganar, ni de ser el rey o la reina, sino mas bien de aprender lecciones mucho más valiosas. Otras cosas que nos harán más fuertes, distintos al resto. Inmunes ante los baches en el terreno de la vida.

No es sencillo claro que no. Muchas veces las palabras más simples, las más familiares, son los conceptos más difíciles de aplicar en la vida misma. Como si las enseñanzas más importantes fuesen las que más escuchamos, pero por alguna razón, ya no se si divina, son las que más rápido se olvidan, muchas veces por amor. No obstante tenia que ser así. No habría otra manera, porque de haberla habido se hubiese llevado a cabo. No me canso de decir siempre: lo mejor es lo que pasa. Y aunque el día este soleado y no hayan ganas de salir, es importante saber el porque de las cosas, de los sentimientos que nos abordan, que nos amargan en ocasiones, y recordar por sobretodas las cosas: que son temporales. Que como decía la abuela, o el tío del primo de aquel: no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista. Pero hay que creerlo en compañía de un deseo nato de querer que las cosas cambien. Un anhelo de superarse, de salir a la calle y beber de nuevo el perfume de las flores, dejando atrás esos días en la oscuridad del fondo, sabiendo que mientras mas hondo se está, irónicamente más cerca se esta de la gloria.

Y es que aquel que no sufre no vive. Como una multa que se le pone a todo ser viviente por el simple hecho de vivir. Y se van acumulando, y se van pagando poco a poco, y mientras mas tengamos metidas en la guantera, quizás mas arrugas nos borden los ojos, y cada una de ellas represente un amor, o una tortura, o una mano que se estiró sin pensarlo y se quedó allí prendada en las aceras del corazón. Así es la vida de a poquito. De a bocados pequeños para no atragantarnos porque es tan dulce que puede fácilmente empalagar y tornarse amarga con el tiempo. Pero mientras más dulce sin duda alguna más apetitosa. Por ello no se puede dejar de ser niño, de endulzarnos la vida por temor a perder, o a que se nos rompa el corazón en mil pedazos. Porque si existe la propiedad de estar en mil pedazos es porque quizás así tenga que estar aunque sea una vez en la vida, para poder enmendarse de nuevo en uno mas grande, mas vivo, amante eterno de la vida y del amor. Órgano inmortal.


"Twenty years from now you will be more disappointed by the things you didn't do than by the ones you did. So throw off the bowlines, sail away from the safe harbor, catch the trade winds in your sails. Explore. Dream. Discover."
~ Mark Twain

viernes, 18 de noviembre de 2011

MARALA


MARALA
(novela ficción)


A la venta ya en Librería Kalathos (Los Galpones de Los Chorros), Entrelibros (Los Palos Grandes), El Buscón (Centro Cultural Trasnocho)
Próximamente en Miami y Bogotá!






Autor: Manuela Fonseca
Grupo Editorial: Taller de Edición Rocca. Bogotá, Colombia.


Caracas en el mes de Noviembre, 2011.

Taller de Edición Rocca, una empresa Colombiana dedicada a la publicación de titulos literarios de varios géneros, presenta su más reciente obra Marala, de la autora venezolana  Manuela Fonseca. Novela basada en una historia llena de aventura, pasion y misterio. Una trama que envuelve al lector a medida que pasan sus páginas y lo lleva en un viaje surreal donde el destino hace de las suyas y cambia el rumbo de las cosas de manera inesperada.

Marala  Bertrand decide hacer un viaje con motivo de estudios al pueblo de El Escondido al oeste de Venezuela. A partir de este momento comienzan a suceder una serie de hechos misteriosos que van transformando un viaje de estudios e investigación, en una aventura fascinante y la que marcará su vida para siempre.

Marala es una historia que demuestra con su narrativa que por más que queramos siempre escoger nuestro propio destino, hay ciertas cosas en la vida que debemos dejar ir, para que el verdadero plan maestro pueda llevarse a cabo. Una novela dedicada a aquellos que buscan al leer perderse en una historia de romance y aventura, con hechos mágicos y un toque de historia antigua que la llena de  sustancia que enamora al lector. Una novela ligera con un gran poder de entretener  y de transportar a un tiempo donde todavía vale la pena arriesgarlo todo por amor, y donde por sobre todas las cosas, el destino se encarga de estudiar las cartas antes de jugarlas, aunque muchos lo crean por pura cuestión del azar.


Contacto:
Email: manuelafonsecab@gmail.com 
Twitter: @mfonsecab



lunes, 31 de octubre de 2011

Angels and demons

Porque una virtud hay que cultivarla. Sea la que sea. Hay que descubrirla, mimarla, quizás concebirla hasta el punto de verla nacer, así entre los brazos, aunque duela. No se puede pasar la vida entera deseando tenerla, añorarla, y no hacer nada por buscarla y poseerla. No se puede desear la virtud ajena tampoco, ni el ingenio del vecino. Como codiciando el bien ajeno, eso que aprendimos desde pequeño es un pecado en la tabla de Moisés. No seria necesario. Hay una para que cada quien, porque todos somos iguales, aparentemente. Entonces a todos se nos da aunque permanezca oculta año tras año, en verano al igual que en invierno. Resulta a veces mas cómodo ignorar las cosas buenas por las que hay que trabajar para que así florezcan, y mas bien vivir en la mediocridad del cielo gris, de un clima templado, de una rutina cotidiana, de una vida vivida a pedacitos, a medias. Una que podría llevar cualquier nombre, o pintarse de cualquier color porque suele ser indiferente.

Las virtudes podrían llegar a ser lo mas personal que tenemos. Mas que los rasgos físicos, o el tono de voz. Mas que la estatura o la tendencia a ser gordos o flacos, altos o bajos. Cada virtud es como un sello imborrable hecho a la justa medida de quien lo lleva, de quien tiene la dicha de hacerlo suyo, de tatuarse. Presumiendo ante los demás con todo el derecho del mundo pero de manera humilde. Exprimiendo sus frutos. Usándola como herramienta para el propio bien, y primordialmente para el bien de los demás. Señores… es como un regalo de Dios, y hay que hacer de cada virtud algo real pero mágico. Así como decía Nietzsche: darle otro nombre, sacarla de la manada, apuntarla con el dedo porque es única y de nadie más. Entonces de esa virtud concebir la pasión o viceversa, como una semilla que se planta desde el origen del talento mismo y va creciendo junto con ella de manera paralela. Y va tomando fuerzas, se va desarrollando y se va fortaleciendo con el tiempo, y con la educación, pero más que todo con las experiencias de la vida, que como ya sabemos bien, son los maestros más sabios y duraderos.

Y la pasión cuando se usa bonito de la mano de una virtud, mas que un demonio se vuelve un Dios. Un creador neto que innova, que presenta alternativas, que llena huecos que habían estado vacíos por mucho tiempo. Que piensa en zapatos ajenos para luego actuar con los suyos bien amarrados, dejando huellas marcadas sobre la arena, siempre en libertad. Libre de amar, libre de pensamiento, pero por sobretodas las cosas libre de una inspiración ingenua que le permite crear cosas distintas, y a través de ellas, hacerlo diferente, sobresaliente del resto. Porque supo abrir los ojos y ver el mundo desde un foco más amplio, con todo lo bello que hay pero con sus necesidades también y sus miserias, y en medio de ese plano irónicamente casi perfecto, trabajó a través de su ingenio, de su virtud, su clarividencia ante el resto. Su propia luz.



If you have performed an act of great and disinterested virtue, conceal it; if you publish it, you will neither be believed here, nor rewarded hereafter. – CHARLES CALEB COLTON, Lacon



jueves, 20 de octubre de 2011

Break the shell & eat it!

¿Cuáles son los detonantes en la vida? Eso que te impulsa a tomar riesgos, a comprometerte un poco más, a cruzar la línea. ¿En que lugar mas bien se dibuja ese límite que nos revuelve la moral? Una frontera que aún siendo virtual significa muchas veces desacatar leyes, ignorar conceptos, ir en contra de todo, hasta de lo que creíamos ser de uno mismo. Que tan humanos somos para conocer bien los límites de cada uno, o aquellos impuestos por una sociedad ancestral que viene evolucionando con los años. O mas bien la pregunta podría ser distinta… ¿Qué tan inhumanos somos para asumir algunos riesgos que nos aíslan del concepto benéfico y honrado del ¨ser humano¨? ¿Que tan carnales podemos llegar a ser? o que tan grande es la ambición en un momento dado, que nos ofusca la mente de manera tal, que nos olvidamos del resto aunque sea por un instante, porque a veces ese instante es lo único que hay.

Pongamos por ejemplo el dinero. Yo que hablo siempre de humildad, amor y perdón, no puedo negar que también gusto de él. Sería engañoso decir que no disfruto de las cosas buenas, aquellas que lastimosamente solo el dinero puede comprar. Claro que hay un límite, siempre lo hay. Sobretodo para aquellas personas que han aprendido a vivir de una manera racional. Que han aprendido a dominar de manera eficiente el intelecto, y se alejan de los extremos antes de llegar al abismo, incluso mucho antes. Sin embargo hay otras que no. Que les gusta vivir en los extremos. Que únicamente funcionan allí, bajo la presión, bajo la incertidumbre del próximo paso. Como una ruleta que no deja de dar vueltas mientras se mueven las fichas de aquí para allá, y de regreso. Apostándole al todo con decisiones frágiles, quizás erróneas, impulsivas mas bien. Un estado de emoción continuo que despierta los sentidos, y le da más sabor a la vida. Simplemente una manera distinta de vivir.

Siempre hay dos tipos de riesgos aunque ambos despierten de manera similar el sistema simpático nervioso. Aunque ambos disparen una dosis de adrenalina que produzca los mismos efectos, que aumente los latidos del corazón, que dilate la pupila, que disminuya los jugos gástricos del estomago. Sin embargo uno se escoge adrede, y el otro se asume cuando ya no hay más remedio. Con el dinero entonces… algo material por lo cual es tan fácil desdoblarse y perder la razón: un dulce tan adictivo y tan sabroso que todos queremos tener, al menos probar, y probablemente volver a tenerlo dando vueltas en la boca. Mil veces. Hasta vernos involucrados en actividades que nos colocan cercanos a la muerte tan solo por conseguirlo.

¿Qué se piensa en el momento de tomar un gran riesgo? en este caso por dinero. Mas aun cuando hay probabilidad de correr peligro, ¿acaso se piensa en lo peor? o seguimos siento optimistas en estos casos cuando hay probabilidades de que algo suceda mal. Si relacionamos muerte con la toma de riesgos en algunos casos, podemos irnos atrás y citar estadísticas que comprueban que la muerte esta en todas partes, no solo a la hora de rozar un extremo con la punta de los dedos. Diferentes dosis de ella según donde se esté (1/83 de morir en un accidente de carro, 1/5,000 en uno de avión… asesinato? 1 de 210 a lo largo de toda tu vida). El riesgo de morir existe desde el momento en que nacemos. Si no lo tuviéramos tan presente dia a dia,  quizás tomaríamos más riesgos personales por cosas como el dinero, la libertad o el amor, o irónicamente nos sentiríamos más vivos aunque algunos de ellos asomaran la probabilidad de morir. Quizás el dinero no fuese tan importante al creernos inmortales, o quizás lo quisiéramos más por el hecho de vivir para toda la vida. Que cantidad de dinero tendría que haber sobre la mesa para aceptar un reto que involucrara 1% de la posibilidad de morir? y si la suma se triplicase pero consecuentemente el chance de morir aumentase hasta un 50%... ¿se tomaría? Un sin numero de factores externos podrían influenciar una decisión como esta para algunas personas, yo diría que para la mayoría, sin embargo hay otras para las cuales la toma de riesgos es la única manera de sentirse vivo, de actuar, y muchas veces de ganar, aunque exista una probabilidad por más remota que sea, de perderlo todo en el intento.


The torment of precautions often exceeds the dangers to be avoided.  It is sometimes better to abandon one's self to destiny.  ~Napoleon Bonaparte


lunes, 17 de octubre de 2011

Vanilla Sky

Abrimos los ojos por la mañana creyendo simplemente que es un día más. Veinticuatro horas que se nos van de las manos en un abrir y cerrar de ojos. Otro día más lleno de tareas por completar, de cosas que hacer, de personas que enfrentar… de procrastinar, en vez de trabajar. Un día que quizás no sea distinto, sino mas bien uno más de la rutina, que viene y se va, sin mucho que dejar, sin recuerdo importante que se estanque en la memoria, muchas veces vacía. Otro día que parece estar carente de lecciones, escaso en el amor, triste, pesado, o largo como solemos llamarlo. Y aunque nos parezca un ¨día bueno¨, lo dejamos ir así no más. Tan escaso de  valor que de acabarse con el nuevo amanecer, damos gracias por verlo terminado, y lo olvidamos después.


Un día más no es solo eso… es mucho más. Muchísimo más. Es un milagro indescriptible que se nos da cada día, cada mañana. Hoy. Un regalo que no se debe  ignorar, mucho menos desaprovechar. Mas bien es algo de lo cual debiéramos estar eternamente agradecidos al ser muchas veces, lo único que tenemos. Hoy. Un regalo que agradecer. Una buena actitud que refleje lo dichosos que somos por tener una nueva oportunidad de vivir, de respirar, de sentir. Comenzando simplemente al abrir los ojos y dar gracias por el milagro de ver. Un sin fin de colores que le dan vida a la vida, y la adornan de infinitos tonos para que nosotros la veamos así. Y el cielo, eterno cambiante, mas nunca volverá a ser el mismo de cómo lo ves ahora, en este instante. Nunca jamás. Las formación de nubes no volverá a ser la misma y quizás dormirán en otro lugar lejano. Y las estrellas puede ser que se escondan esta noche al igual que la luna, pero mañana salgan a pasear vestidas de luces anunciando su llegada. Así como el agua del mar, siempre en movimiento. Energía plena a cada instante. Por mas que se quiera guardar una imagen intacta en la memoria, como una fotografía, sería distinta en cada foco cuando viene y se va.

Los cambios climáticos que traen tormentas que vienen gritando del mas allá. Y van pasando poco a poco así como los tiempos grises que nunca se quedan para siempre. Las estaciones del año que traen consigo cosas distintas, como los regalos que trae la vida, muchas veces en lecciones que hay que aprender, pero siempre agradeciendo que una vez más se tuvo el chance de vivir. Y de cambiar. Porque el clima de hoy mas nunca será el mismo, mas nunca en la vida de nadie. Por eso y mucho mas habría que dar gracias también.

Abramos los ojos y no dejemos de ver todo con detenimiento. Las formas, colores, y sombras. Las caras tan dulces y distintas que se cruzan con tu vida de frente. Analicemos cada sonrisa y sepamos que si es miedo o felicidad lo que hay por detrás. Cada rostro viene cargando con una historia única que se puede descubrir mirando un poquito más allá, aun más profundo. Sintiendo curiosidad por las cosas, por la demás gente que nos rodea, al ser nosotros la misma especie. Miles de historias inimaginables que nos pueden servir para ser mas humano, a finalmente saber quienes en realidad somos, y porque estamos aquí. O donde quiera que se esté. Y de aquellos que vinieron antes. Vidas que se van pasando como testigo de generación en generación. Gracias.

Abriendo no solo los ojos sino el corazón. Un corazón grande que nos permita ser cada vez mas humildes y de esa manera poder siempre agradecer mas. Por los infinitos regalos que vienen en miles de formas cada día, en cada sonrisa, en cada mirada, en cada mano que se estira como un gesto de ayuda. Infinitos regalos como el sol, y la luna, y los colores de las flores y su perfume también. Los frutos de la tierra que son innumerables y que cada uno tienen su razón de ser. Perfecta. El gran regalo de ser único, y el regalo de soñar aunque en realidad se aleje con el viento, aun así se permite soñar. Gracias. El regalo de insistir y persistir, y el regalo de querer levantarse mil y un veces, cuando mil veces se toque el suelo.



If you want to feel Rich, just count the things you have that money can´t buy – Proverb


martes, 11 de octubre de 2011

Ars longa, vita brevis


Pareciera como si los problemas de cada uno, las miserias en el mundo y todas aquellas infelicidades, provinieran de las expectativas que les tenemos. Eso que incesantemente esperamos de las cosas, de los eventos que vienen y van, pero por sobretodas las cosas: eso que esperamos de las personas, de cada quien algo distinto. Como cuando damos un abrazo que queremos inmortalizar para siempre sabiendo que con el tiempo se va perdiendo la fuerza del agarre sin algún modo de detener la vida, el paso del tiempo, la velocidad como todo viene para luego irse repetidamente. Queriendo paralizar el tiempo y así saborear las cosas más a fondo, despertando los sentidos que van haciendo memoria, intentando fijar de manera absurda lo que hace rato ya se fue porque al final del día, llega la noche y el sol se tiene que ir. Rubio efímero. Así como el abrazo que te aprieta y se va. Queriendo dejarlo intacto y de esa manera perder además la libertad. Adrede. Sin darnos cuenta que desamarrando nudos más bien recobramos la vida al hacernos libres. Como si la libertad solo pudiese venir de nosotros mismos, y no de alguien más que nos las otorgue, que nos bendiga en el nombre de Dios. Cada momento que dejamos pasar, y soltamos algo sea lo que sea, nos volvemos automáticamente libres de ello y así nos vamos liberando de todo, una cosa a la vez.

Entonces aprendemos poco a poco a abandonar los conceptos que ya no nos sirven. Que probamos una vez y quizás dos, para darnos cuenta que no nos van. Esos que han venido empaquetados desde el momento en que nacimos, los mismos que nos robaron la  libertad de ser como lo es uno, así de simple y nada más. Fingiendo ser  profesor de la vida misma, mostrando el camino y el cómo deberían ser las cosas desde el principio. Tapando con un dedo ese ojo que debiera ser el de un turista eterno, que nos permita ver las cosas como nuevas en cada ocasión. Siempre turistas. En nuestra propia tierra, con nuestras propias cosas, con aquellas personas a las que amamos, y ante aquellas que amamos un poco menos o de maneras distintas. La dicha de tenerlo siempre puesto, pasajero de la vida sin tiempo ni itinerario. Experimentando cosas ya vividas pero una vez más y como la primera vez. Besar los mismos labios y sentirlos ajenos en cada momento. Manejar la misma calle de mil farolas y más de cien veces y descubrir algo nuevo en cada atardecer. Sentir como los colores de la tarde saben distinto, a fresa, a naranja, a lo que sea que sabe tu amor. Visitar cada sitio con ojos nuevos, rompiendo las reglas y haciendo otras nuevas, que se rompen a la vez con cada amanecer. Moldeando el mundo a tu manera, sin fijarnos a nada, sin esperar nada a cambio, sin saber lo que viene después.

El esperar incesante a que las cosas sean de una manera precisa conlleva a la decepción. Inevitable. El tener un patrón para todas las cosas, y la noción de que si no calza no va. Deberíamos esperar mas bien a que todo fuese diferente cada vez. Como lo es la naturaleza misma que nos envuelve, nuestro propio universo cambiante, inconsistente. Hasta uno mismo, nosotros los mortales, seres frágiles, maleables. Mutantes. Nosotros los que deberíamos mas bien quitarnos la ropa y andar desnudos por la vida, y dejarnos llevar por la corriente fresca que es distinta cada vez porque sigue corriendo. Sin tregua. Y en ese viaje imprevisto hacer de lo conocido, algo extraño, una aventura que se llena de vida en las mismas aguas de siempre pero que mojan distinto. Cristalinas. Y cerrar los ojos para escuchar mejor el sonido del viento que se enreda en tu pelo dejando recuerdos,  y poder sentir así la temperatura del agua, o de esa piel que tiembla cuando se pega a la tuya, a veces sobre ti. El calor húmedo de unos labios rotos que besan distinto según la hora del día. Y el amor de un corazón maleante que debería durar tan solo un instante, y un instante cada vez, y otro más… sin esperar que sea para toda la vida.


You have to wake up a virgin each morning.  ~Jean-Louis Barrault



viernes, 7 de octubre de 2011

It ain´t over ´till it´s over


Si pudiera representar al mundo lo colocara sobre un papel así como es. Un mapa indeleble de líneas rectas y curvilíneas que no signifiquen nada, pero que lo sean todo a la vez. Y en ellas nosotros, los seres más extraños y complicados que jamás han podido existir, pero es que no conocemos de más. Y estamos aquí sin saber el como, ni donde empezamos, ni para que existimos, ni cual es la razón de tanta cosa, de tanto poder, de tanto sentir. Queremos simplificarnos, pero de esa manera solo conseguimos descubrir cada vez lo complejos que en realidad somos. Ese corazón tan vasto que llevamos dentro, que no solo sirve para amar, sino para crear las cosas más grandes y absurdas que se han podido inventar jamás.

Así es. Un simple mapa como esos de la prepa pero lleno de luces. Infinitas luces que representen vidas. Esa vida de cada quien que lucha día a día por ser diferente. Y aunque se piense distinto a los demás, eso no basta. No se trata únicamente de pensar distinto, sino de actuar. Porque pensando eternamente podríamos morir en el intento, sin que nadie supiese las locuras que vivió la mente, lo que nos quitó el sueño por las noches viendo amaneceres que no fueron por amor. En cambio dichosos aquellos los que deciden actuar de manera distinta y sobresalir. Rompiendo reglas, ignorando paradigmas. Sin importar el cómo, el cuando y la razón de tanto alboroto. Sin importar las creencias de todos aquellos que lo vieron crecer y que creyeron un futuro distinto que venía asignado con la compra. Tener el valor de decir no mas. De empacar. De viajar libre y solitario aunque sea únicamente en los rieles de la propia imaginación. Intentarlo, o siquiera tener el valor.

Habrá que recordar para siempre que en esta lucha todos somos iguales. Que aun no se conoce algún ser que no haya transitado por aquí sin despedirse algún día, tarde o temprano. Algún ser que no haya sufrido por un amor, y que no haya querido estar muerto de manera prematura cuando se le derrumbó el mundo ante sus pies. El éxito no garantiza la compañía eterna porque aun con la función llena nos hemos sentido solos. Y aprendemos entonces que hay cosas más importantes que la fama, y el éxito, y el poder. Sabiendo que los sueños muchas veces no vienen en yates, ni en aviones, ni en carros de lujo, ni de la mano de una bella mujer. Ni huelen bonito. Que muchas veces es mejor estar solo pero con el volante entre los dedos sabiendo que somos piloto, antes que dejar nuestra vida en manos de alguien más. De esa manera nos recordamos cada minuto que tenemos las riendas de nuestra vida, y hasta el poder de cambiar el rumbo del timón con una sola decisión que se tome de manera sabia. Sin olvidar entonces que en cada momento que culpamos a alguien más por todo aquello que no hacemos, solo logramos darles más poder sobre ese sueño que aun duerme en una mente soñadora, que espera cada noche porque las cosas cambien. Hacerlo realidad. Claro que sí. Algún día. 


If a man does not keep pace with his companions, perhaps it is because he hears a different drummer. Let him step to the music which he hears, however measured or far away. - Henry David Thoreau



lunes, 3 de octubre de 2011

Eva, Helena, María y Sofía

Aunque su nombre no a todos gusta, mucho menos su significado… la existencia del alma es algo que pocos se han atrevido a cuestionar. Si buscamos su definición en el diccionario nunca encontraremos la misma dos veces. Porque sin duda alguna, aunque puesto en papel, termina siendo algo subjetivo, mas de uno mismo, que de otros, los demás. Sin embargo todos tenemos una que nos fue asignada cuando no lo sabíamos, como una especie de lotería celeste que ganamos a la hora de bajar y que ahora nos corresponde, que por nada en el mundo podemos cambiar. Tatuada de manera eterna en el centro de cada quien, unos la consideran el todo del todo. Tiene el poder de vivir sola independiente, como si flotara en el aire liviano de la madrugada, esperando en silencio a que el cuerpo del amo decidiese despertar, volver a vivir. Y en un beso místico y misterioso le devuelve la vida, lo invade. Como si al dormir, empezara la fiesta de aquellas las almas, hasta que le llega la hora de partir. Hay que decirle adiós a la noche. Mi amo se mueve, va a despertar. 

Y cuando estoy dormida perdida entre mis sueños locos… ¿no te asustas? ¿a donde te vas tan sola cuando el sol se esconde y sale la luna en trozos de mármol? ¿con quien sales a pasear? ¿de quien te has enamorado esta vez que vuelves rara en las mañanas cuando comienza a llover y no te quieres levantar… ¿En donde te reúnes con ellas las demás? ¿dónde se ven? ¿dónde te revuelcas con ellas cual fantasmas blancos que adornan los cielos como espuma? Y aquellas las otras… ¿quienes son? ¿Acaso las conozco...? ¿De que hablan? Dime si les cuentas mis secretos, aquellos los mas oscuros, los que solo tu sabes porque vives en mi. Anda ven y cuéntame algo… algún misterio de alguien extraño. Algún crimen ajeno que aun no sepa… Quiero saber mas.

Anima. así te han puesto aquí abajo aquellos que dicen poseerte. Sin duda alguna el origen de tu nombre: Anima = energía, animación. Movimiento. El toque final que le faltó a Pinocho para estar vivo. Para cantar y bailar, vuelto loco. Para encender una hoguera en el centro del pecho y quemar su madera… hasta poderse enamorar. Rompiendo reglas. Como se entrega el alma así de simple en presencia del amor. Ingenuo. Es que sin alma, no hay vida. Y sin vida dejan de brillar las cosas, como dejan de brillar los ojos que parecen estrellas en el cielo, ansiosos, felices al verte llegar. Tampoco sintiera entonces el sol de la tarde que calienta con sus brazos de oro a aquel desalmado que padece de frío. Sin alma tampoco sintiera tus besos. Cuando acercas tus boca lentamente y me tocas, y en tus labios te llevas aquellos suspiros de mi corazón. Villano.

Y creyendo siempre en la transparencia eterna del alma, alguien juró lo contrario. Estaba allí! en algún lugar puntual donde podían localizarla. Apuntarla con el índice y de esa manera hacerla cómplice. Culparla de todo aquello que ha pasado, y de lo que nunca ocurrirá jamás. Alguien que pudiese condenarla, castigarla. ¡Esta allí! ¿no las ves? En los rincones mas oscuros y grises, entre las arrugas babosas que envuelven los sesos. Que pesa 21 gramos. Que se puede entrenar. El origen de la conciencia. La explicación de todas las cosas. Sin embargo… cuesta creerlo cuando ella misma se encarga de hacerse sentir. De dar un golpe en el pecho cuando se toma una decisión errónea y te lo hace saber en lo más profundo de la consciencia. O se viste de gala en una gran sonrisa cuando todo parece que marcha bien. Aquella que se despide de todos en un momento en la vida, pero que nunca se va. Que se queda allí por siempre impregnada en el olor a perfume del vestido favorito, o en la memoria terca que enloquece al amante que siempre amó de mas. Es que el alma no se va nunca. Por ello, no es una simple neurona que se fue a pasear bañada de luna llena. Por esa misma razón quizás si deberíamos entrenarla pero en la universidad de la vida y del perdón. Siendo mas compasivos los unos con los otros, y arriesgando mas cosas por amor. Y de esa manera sentirla siempre viva, así como es. Así como siempre le gustar estar. 


Begin to see yourself as a soul with a body rather than a body with a soul. – Wayne Dyer

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Wake up and smell the coffee

Ser espiritual tampoco es la solución. No es el antídoto perfecto ante cada mal, ni la píldora precisa ante cada momento que se cae sin fuerza para comenzar de nuevo. Sin ánimos. Sin nadie en quien apoyarse, sin una mano que se extiende, y otra que se recoja en un fuerte abrazo. No es el remedio para la soledad, ni prescripción de una simple tristeza. No es el camino a seguir cuando el vacío es tan grande que los sentimientos piden ayuda, pero la mente insiste en llevar la batuta de las cosas que pasan, de las decisiones que hay que tomar, de la manera como se debe sentir. Autónoma. Por siempre anárquica.

Todo hemos oído hablar de ella, la espiritualidad. Muchos han tenido el poder, o quizás el tiempo de practicarla. Sin embargo la espiritualidad es un termino que va mucho mas allá de sentarse en un sillón a meditar por horas en silencio, de adoptar un mudra con las manos o de recitar mantras que no tienen sentido. Va mas allá de ser compasivo ante el enfermo, o ante aquel que tiene menos caminando por la calle en zapatos embadurnados de miseria. Sin embargo no dudo que esa sea nuestra naturaleza: somos seres espirituales. La cuestión es mas bien cuando y como utilizamos ese poder que tenemos. En que momentos recurrimos a ella por pura necesidad, o si hemos aprendido a vivir en su medida justa, bajo su manto de luz clara, bajo su propuesta que no es la misma cuando se esta en soledad, o en algún aprieto.

No podemos abandonar la raza que somos. De ninguna manera. Y por consecuencia estamos llenos de cuestiones, de problemas, de situaciones que se nos van de las manos, y nos alteran no solo físicamente sino de manera mental. Y de esa manera van plasmando en la memoria celular cicatrices que se van acumulando como líneas en la tierra. Profundas. Es precisamente en esos momentos de desolación, de desespero, de impotencia, cuando de manera natural recurrimos a la espiritualidad. Muchas veces como ultimo remedio. Sin embargo, no debemos tapar las heridas con una oración, o con horas de silencio sobre un sillón de plumas a la luz de una vela. Ni debemos hacer de ella, una salida a las cosas que no tenemos las agallas o las fuerzas de enfrentar. De esa manera no haríamos sino enterrar a un muerto que sigue vivo y que tarde o temprano ira buscando la manera de salir de nuevo a la superficie, lleno de fuerza, alimentando de sentimientos viejos, de emociones rotas, de ira, de rabia, de aquellas cosas que se guardaron en el viejo baúl. Ignorándolas, obviándolas.

No podemos llegar a iluminarnos evadiendo todo aquello que tenemos pendientes con la vida. No podemos intentar ser mejores ignorando el desorden que vamos dejando atrás con cada paso que damos. No podemos por cuestiones de una filosofía que nos enseña el desapego, a olvidar nuestros deseos, nuestras necesidades, nuestros conflictos, nuestras relaciones personales, y las que no lo son. No alejemos el amor de esa manera, creyendo simplemente no necesitarlo. Porque sin quererlo vamos tornando los mismos sentimientos en grandes obstáculos ante ese camino que tenemos destinado para nuestra propia liberación. No nos alejemos de ese ser espiritual que todos llevamos dentro por naturaleza propia, intentando a la fuerza parecernos mas a él.

No le demos la espalda a nuestras propias necesidades por hacer creer que no las tenemos. Es posible engañar a los demás, pero muy difícil engañarse a si mismo. Es natural del ser humano el necesitar ser querido, respetado, amado. No nos tornemos en seres espirituales buscando una identidad compensatoria que nos libre de todo aquello que anhelamos, sobretodo cuando se siente realmente en el corazón. No seamos espirituales como forma de negación, de excusa a las cosas que son, pero que no queremos ver. Busquemos mas bien el origen, desenterramos la raíz. Seamos seres intelectuales que se cuestionan absolutamente todo para poder dar con la razón de las cosas, para poder aprender sus propias lecciones, para poder crecer en los estragos de la vida, con las desilusiones, los problemas, en los momentos de soledad. Toquemos fondo, seamos curiosos, busquemos respuestas, cojamos al miedo por los cachos, veamos la soledad de frente a los ojos, para luego, y mucho tiempo después, cuando sea el momento preciso, podamos finalmente quitarnos el disfraz llamado cuerpo, liberarnos del antifaz de la mente, y ser lo que realmente somos. Crudo espíritu. 


"When we long for life without difficulties, remind us that oaks grow strong in contrary winds and diamonds are made under pressure" – Peter Marshall


lunes, 5 de septiembre de 2011

Memento Mori

Ser conscientes que la muerte existe. Poder mirarla fijamente a los ojos sin que nos asuste más. Invitarla a bailar o a tomar una copa. Robándole de esa manera el poder morboso que tiene sobre cada situación diaria, detrás de cada miedo mundano que nos persigue al caer la noche, o con el nuevo amanecer. Un hecho infalible para absolutamente todos los seres humanos que contamos con la dicha de respirar en el presente. Estar conscientes de ella en todo momento, sin tener que relacionarla únicamente a ese momento final y trágico, donde acaba la vida. Irónicamente además del momento presente, lo único cierto que tenemos. Un sinónimo –en lugar de antónimo– a la única vida que conocemos. A esa que nos aferramos fuertemente como pirata ante un tesoro frágil, efímero, que si dejamos ir, nos sentimos condenados de por vida. En la del más allá.

Entonces sí. La muerte debería estar siempre presente no como un hecho trágico de aquellos que se vienen a por ti una sola vez y de manera radical, como para nunca tener que regresar. Sin dar chance a decir adiós, como huyendo del mundo y de uno mismo, de los pergaminos del pasado y de aquellas cuentas que quedan pendientes.  Quizás más bien debería estar presente como símbolo de que nada es permanente en esta vida. Como icono perfecto que todo va mutando queramos o no y que no tenemos control alguno de ello. Que todo lo que sube baja, que todo lo que viene se va. Tarde o temprano. Que la piel se arruga, que los órganos se van marchitando hasta dejar de trabajar en un suspiro eterno que nos roba el aire de por vida… así como los años. Que el pelo se hace blanco o simplemente se vuela con el viento y deja de existir, y aquellos nombres que se escribieron una vez sobre las arenas del mundo se fueron borrando con cada beso del mar.

Tener presente siempre que somos mortales y que esa simple noción en vez de entristecernos, o mortificarnos, más bien nos hiciera mejores personas de una manera u otra. ¨Memento Mori¨ –recuerda tu mortalidad.  Porque todos somos la misma raza, y tenemos el mismo final. Y aunque esta noche se puedan tocar las estrellas estando en la cima, mañana podría estarse cubierto de polvo. Porque así es la vida. Y recordando lo mortales que somos, débiles ante el poder del maestro, sabemos en el fondo que tenemos una sola oportunidad. Que no hay vuelta atrás. Que lo que hacemos aquí se va escribiendo en letra cursiva en el libro de la vida, y que hay muchas cosas que se dejan por hacer. Que la muerte es como dicen por allí: un juicio.  El momento para contar bendiciones, o aquellos momentos en que se pudo cambiar y aun así el miedo fue aun mas fuerte, y la fe se pintó de colores. Las oportunidades destinadas a la ayuda, o al amor, o al cuidado de alguien ajeno se nos fueron de las manos y siempre nos vimos allí, de primeros en la fila como esperando algo más.

Hablemos de ella. Volvámonos cómodos en su presencia. Conversemos con aquellos que opinan distinto, y seamos amigos de aquellos que la han saboreado con la punta de la lengua, aun sin haber visto el menú. No le tengamos miedo por las noches cuando se disfraza de insomnio y se esconde tras las paredes oscuras de la habitación. Veámosla mas bien como la cura de toda enfermedad. Sabia sombra del más allá. Tengámosla siempre presente porque ya forma parte de nosotros impregnada como aceite en cada poro, en cada trazo de piel. En cada mirada que se va apagando con el pasar del tiempo. Una mancha en la consciencia misma, como un recordatorio diario de que algo tiene que cambiar, o alguna acción que debe llevarse a cabo. De ipso facto. Como si en el momento preciso que nos dieron a luz, una mano blanquecina y arrugada hubiese volteado el reloj de arena poniéndolo a andar. Y es que cada día nos acercamos más a ella. Como si empezáramos a morir desde el instante en que nacemos, aunque tengamos el chance de volver a nacer en cada nuevo despertar.


Death, the one appointment we all must keep, and for which no time is set. – Charlie Chan






Pd: Marala, mi primera novela estará disponible en el mes de Noviembre 




domingo, 28 de agosto de 2011

Complejo demente


¿Qué es lo natural? ¿Lo más natural en nuestras vidas? nuestro estado simple, el más básico de todos. Ese en el cual podemos decir somos seres humanos, e identificarnos como tal. ¿Cuál es ese estado en nuestra mente que es neutro, optimo, perfecto, completamente en calma, así como quisiéramos estar la mayoría del tiempo? Ese estado, o ese momento libre de preocupaciones, de pensamientos vagos que vienen y van sin nada ni nadie que pueda detenerlos, o suavizarlos, hacerlos cada vez más distantes, más silentes el uno del otro, más ajenos a nosotros mismos.

Relativo al ser humano hay cosas que podrían definirse como naturales. La posición anatómica del ser –boca arriba y con la palma de la mano abierta hacia el cielo–, o la manera de sentarnos en una silla –con la espalda recta, ambos pies sobre el suelo, manos abiertas con las palmas igualmente hacia el cielo­–… ¿pero la mente? quien ha visto algo más interesante que eso. Algo tan complejo que ni siquiera podemos otorgarle un estado original. Sin embargo y a través de los años la hemos ido estudiando y conociendo poco a poco, o al menos eso intentamos hacer, dándonos cuenta cada vez más de la importancia de dejarla ir, no a ella como tal porque sería imposible, sino a sus pensamientos.  Esas corrientes de información que fluyen sin tregua cada segundo mientras estamos despiertos y que la conforman como tal, y que pueden llegar a ser fácilmente la fuente más grande de felicidad, o el causal de las miserias más grandes del ser humano.

Dicen que el cielo y el infierno no son lugares geográficos, sino por lo contrario, son simples estados de nuestra mente. Esa frase quedó viva en mi memoria desde el día que la escuché dándome un poder que era inexistente. Un poder para escoger en cada momento y ante cada situación que se presente en la vida estar en el cielo, o arder entre el fuego del infierno a través del simple pensar adecuado. Aunque si fuera tan sencillo como escribirlo no habría ni la necesidad para ello, ya que sin lugar a dudas, todos preferiríamos navegar en una nube blanca como góndola por aguas de Venecia, que ardernos la piel hasta la carne viva en las Calderas de Pedro Botero. Entonces aunque suene como una tarea fácil, podría ser fácilmente una de las cosas más complicadas de llevar a cabo ­–usar la mente en su estado natural–.

Hemos escuchado un sin fin de maestros, gurús y senseis que enseñan y demuestran como controlarla. Librerías llenan sus estanterías con libros de autoayuda que intentan impartir el mismo conocimiento, sin embargo, usarla de manera natural no trata propiamente de controlarla, pues ya sabemos que eso es prácticamente imposible, o por lo menos para gente normal, que se levanta, se cepilla los dientes, va para el trabajo, se llena de estrés, no tiene tiempo de ejercitar, llega a casa, pelea con la esposa/o, los hijos son inquietos y al menos uno sufre de ADD, pasa la noche en insomnio… en fin, personas ¨normales¨ dentro de lo que cabe como normal.

Irónicamente usar la mente de manera natural es evitar controlarla de ninguna manera. Mientras más queremos controlarla, más son los pensamientos que vienen como un tornado de ideas dando vueltas sin cesar. El simple hecho de pensar que estamos pensando, es otro pensamiento más, y cuando pensamos que pensamos algo absurdo, dañino, o fuera de lugar, ya es un pensamiento, absurdo, dañino y fuera de lugar. Aceptemos el hecho que la mente no tiene descanso, ni un ratico fuera de la rutina para salir a fumar, o a tomar aire, y por esa razón debemos reconocerla como tal, como algo natural y dejarla fluir. Sin embargo no debemos ser ignorantes ante un proceso que comenzó el día en que nacimos y que será parte importante de nosotros hasta el día que cerremos los ojos por siempre –el proceso de la mente–. Estando consciente del mismo, podemos comenzar a entenderlo y dejarlo fluir en el eterno transitar de sus pensamientos, de esta manera aquellos que suelen ser vagos –su mayoría– comienzan a disminuir su flujo dando espacio a mayores momentos de silencio, los que nos llenan de dicha, sin duda alguna lo más preciados, y por ende los más escasos en el repertorio de la «tête».

¿Cuántas cosas tenemos que dejar ir en esta vida? los pensamientos inútiles es algo que sin duda alguna deberíamos soltar, sin esfuerzo, sin miedo a que otra idea más es prevenida, y luego otra, y otra más… una larga fila que no termina nunca, que te arrastra, te domina, te enloquece. El simple miedo de no poder lograrlo, es un pensamiento más que no sirve, que hay que eliminar. Sin temor al pasado, pues lo que pasó ya pasó y allí quedó. ¿Quien acaso ha logrado el triunfo sin antes haber sido victima de un fracaso? Este también es natural y necesario. En el trabajo y en la vida, el esfuerzo y el fracaso son entes naturales. Al igual que en los procesos de la mente… si nunca se ha fracasado, nunca se ha intentado ser mejor.

See, the problem is that God gives men a brain and a penis, and only enough blood to run one at a time. – Robin Williams 



sábado, 13 de agosto de 2011

Super ATman

Existe alguien detrás al que no hemos visto nunca. Que no hemos entendido. Alguien que nos da miedo conocer por el hecho de tenerlo tan cerca. Sabiéndonos lo mismo, el mismo aliento, la misma esencia. Alguien oculto que todo lo sabe y que ignoramos día a día por puro temor de hacernos tan fuertes, invencibles al hacernos uno. Alguien detrás de nosotros. Un conductor de orquesta. Otro ser que maneja las cuerdas de una marioneta que lleva nombre propio. Alguien mas que no es distinto. Alguien que te pertenece pero que no tiene apellido, mucho menos tu edad, tu raza, tu poder social, tus costumbres. Sin embargo no hay otro ser más verdadero que ese aunque cueste creerlo, aunque sea difícil entenderlo, aunque se te escape por las noches y no sepas donde está. Aunque no puedas controlarlo aun siendo tu mismo la razón de su existencia.

Ese otro que es sabio, al menos mucho más sabio que uno. Conoce todos los miedos que puedan existir y aun así sabe que son ficticios, que realmente no existen en algún otro lugar que no sea en la mente. De saberlo así… ¿a que tanto tememos?  y es que no lo escuchamos, preferimos ignorar su existencia para vivir más cómodos en la cotidianidad del sufrimiento. Y aun así nos creemos grandes, fuertes, sabelotodos. Desconociendo la pura verdad que si realmente nos uniéramos a el, encontráramos la dicha en todas partes, liberándonos del miedo que hoy por hoy nos sorprende a la vuelta de la esquina, omnipresente.

Todo lo sabe, todo lo conoce. Esta completamente al tanto de la frustración que nos brindan nuestras propias exigencias. Entonces nos susurra al oído que debemos olvidarnos por lo menos de la mitad de ellas. De algunas cosas absurdas que nos encaprichan, que no nos sirven de nada. Y nos brinda alivio cuando dejamos ir. Cuando soltamos el volante, cuando nos cambiamos de asiento para ser copilotos, un puesto que nos va mejor, donde el viaje y el paisaje mismo se disfrutan mejor. Abandonándonos al vasto universo y que sea él más bien quien decida y nos quite esa carga pesada de los hombros, y de la mente que es donde realmente más peso tiene.

Conoce bien nuestros apegos y nos asegura cada vez que dejando ir todo aquello que ¨creemos debemos tener¨ para ser felices, es sinónimo de dejar ir a la infelicidad misma que nos agobia. Liberando así nuestra propia alma de aquellas cosas sin importancia que de alguna manera nos han hecho creer que son indispensables. Libres de la ilusión errónea de lo que tenemos que ser algún día para finalmente formar parte. Nacimos formando parte.

Ese otro, agente secreto que todo lo sabe, conoce bien de que llora el corazón. Si es felicidad o miseria, siendo esta última otra ilusión que inventamos, y por creerla tan real, la padecemos llorando. Entonces sabiendo que lagrimas corren, vienen y van, nos recuerda una vez más que hay que entregarlo todo porque nuestra esencia no sufre y nuestros corazones permanecen intactos durante toda la vida. En un simple estado de alegría, desnudo. Estado inerte en el que nacimos, y en el que debemos morir. Dejando de esa manera todo lo nuestro en manos del amor, que luego se encarga siempre de llenar los huecos vacíos que va dejando nuestra propia ignorancia. Día tras día, noche tras noche.


But let there be spaces in your togetherness and let the winds of the heavens dance between you. Love one another but make not a bond of love: let it rather be a moving sea between the shores of your souls.
Khalil Gibran


Atman: one´s true self beyond identification with phenomena.


jueves, 4 de agosto de 2011

Ápice inmortal

Los llamados Maestros del Poder… ¿quiénes son? ¿Cómo se hacen? ¿Quién los junta? ¿Qué hay que hacer para ser como ellos? para ser como aquel que lo persigue una luz blanca cuando llega a un lugar, y atrae miradas multicoloras ansiosas de ser como él. Quizás se trate simplemente de un jugador común en el juego de la vida y que por manías del azar, consiguió escalar la montaña mucho más rápido que el resto y esta allá arriba a lo lejos. Y desde abajo se ve grandioso, poderoso, ejemplar. Sin embargo ni el mismo está seguro de poder lograrlo una segunda vez, en caso de tener que regresar a la base, al resto, a lo habitual.

Un jugador más inconsciente del mismo juego que se esta jugando, de aquello que se pone en riesgo cuando se es el mejor, cuando se tiene el poder, cuando los demás miran hacia arriba y allí está él –postrado, elegante– con aires superiores que solo se respiran en el más allá. En ese lugar donde todo se pretende aun más que de costumbre, donde el mismo poder te hace cada vez más poderoso, más inalcanzable, un icono del sueño prometido, aquel que aun y después de mucho trabajo, nosotros los mortales no estamos ni cerca de alcanzar.

Queremos entonces asegurar nuestro futuro, al menos de eso queremos algún tipo de certeza en un mundo vulnerable, efímero. En una vida que hoy se pinta de colores, para luego no existir en el próximo tic del reloj. Sin embargo aquel que vemos allá arriba encaramado, el que creemos que todo lo sabe, que todo lo puede resulta que tampoco sabe nada, y que nada lo puede asegurar, ni su propia vida, ni su propio lugar allá arriba en las alturas, en el pico de la montaña –corona efímera de flores y espinas–. Le hace falta más. Quizás más temple, más carisma, más seguridad en sí mismo, que no es lo mismo que el poder. Más sentido a su vida, quizás un poco más de corazón, humildad. Al menos un arma que le permita acabar con sus propios miedos que esconde allá arriba debajo de un suelo que no alcanzamos ver desde lo más bajo. Miedo a perderlo todo.

El mismo miedo que tenemos todos sin importar la razón, estemos donde estemos –allá arriba en el tope, o abajo en la fosa común–.  Obligados siempre a ver más arriba buscando a alguien más. Alguien más que asegure que todo va a estar bien. Que tienen bajo llave un futuro que promete éxitos y garantiza al mismo tiempo años de prosperidad. Es que al final del día todos ocupamos la mente buscando exactamente lo mismo. Algo o alguien más que brinde ese poder que nadie ve que nadie tiene! y que nadie puede tener! Se nos va la vida intentando subir por una escalera que se va desboronando con cada paso que damos, una escalera que tiene todo menos el poder de llevarnos a la cima. Un juego que nos va ensuciando las manos con el tiempo y donde el único premio es la esperanza de poder ganar. Algún día.

¨Make-believe¨ –así como un juego de niños–. Donde aquellos que participan se ciegan ante el hecho que dependen de otros para triunfar, y que al no tener control de su propia ficha tienen más bien la formula perfecta del estrés, de la ansiedad, de la desdicha. Sin embargo el momento más oscuro de la noche es cuando está a punto de amanecer. Así mismo es con la vida misma, cuando en el peor instante de  crisis se comienza a sanar. El verdadero crecimiento espiritual no esta ligado al poder, ni al éxito, pero de eso no podemos darnos cuenta sino después, ya casi llegando al final. Un proceso que va removiendo bloques de pensamientos y creencias que nos limitan como ladrillos en el camino. Deshaciéndonos quizás de una imagen de nosotros mismos que teníamos clavada entre ceja y ceja, que nos fue limitando poco a poco, y que sin duda alguna encontró resistencia en la desnuda realidad.


Life is not about how fast you run or how high you climb but how well you bounce.  ~Vivian Komori



miércoles, 27 de julio de 2011

C´est la vie







No te irás de vacaciones ahora sino unos meses después. No te darán ese trabajo y  montarás un negocio propio y de más prosperidad. Le dirás adiós a un ser amado solo para encontrar un nuevo amor más allá, y un poquito más tarde. Pasará después, en otro momento, lo más seguro es que en otro lugar que ni siquiera tenias pensado ir, nunca jamás. Se mudará el vecino, y al cabo de un tiempo llegará un desconocido, pero que al rato no lo será más, como todo en la vida.  El camino que ibas a tomar, no podrás tomarlo porque cayó la lluvia y llenó de agua hasta el borde de las aceras. No podrás caminarlo tampoco, entonces otra vía te llevará a ese lugar, pero de manera distinta. Será más alto de lo que esperas, y ella más sincera de lo que creías, quizás con un acento que te cueste reconocer en el primer saludo… luego se te hará familiar, repito una vez… como todo en la vida.

En el camino al trabajo se pinchará un caucho y lleno de ira te darás golpes con el volante y maldecirás a un Dios que no te escucha y en el que poco crees porque no vela por ti. En la estación de gasolina reirás de un chiste tonto del señor de turno que te atiende amablemente, y alguien en la oficina te estará sacando los pies del barro, como siempre lo hará, como siempre pasa. Y ese percance no te matará, ni te quitará el sueño, mucho menos lo recordarás en cinco años… como siempre pasa. Y ese trabajo del que tanto soñabas irá a parar en las manos de alguien mucho menos creativo y preparado que tu. Y te invitarán luego a viajar y podrás ir porque no tienes trabajo… y en ese avión te sentarás al lado de aquella que no calla, que te estresa, la que no te deja dormir en paz. O tiene un bebé entre brazos que no para de llorar y que te ha babeado el traje nuevo, aquel que usarás en la próxima entrevista… y aun así después de un tiempo no lo recordarás.

Y lloverá quizás el día de tu boda y te mojarás los pies hasta las medias. O permanecerás soltero cuando ya creías que serías padre y sentirás frío muchas veces y no tendrás con que cubrirte ni a quien llamar. La vida con la que soñabas parece estar tardando en llegar, y aquella de la cual quisieras salir, parece estar clavada entre la tierra justo allí debajo anclándote los pies. Y te enamorarás quizás más de una vez, y lo más seguro es que más de una vez se te rompa el corazón en mil pedazos y sientas que más nunca volverás a amar. O sientas tal vez a esa tristeza como tu nueva compañera vestida de negro sin importar si afuera es verano, si los niños cantan, si el mundo esta de fiesta. Sin embargo llegará el día en que te enamores de nuevo, y sin saberlo entregarás de nuevo el corazón, olvidando que alguna vez lloraste, o escribiste algún verso de amor.

Y aun estando solo te invitarán de nuevo a viajar e irás a conocer otros mundos. Te perderás entre aguas distantes de vagas temperaturas y llegarás a otras costas que aun sin saberlo llevaban tu nombre escrito en la arena del mar. Y probarás otros frutos y besarás otros labios que saben distinto y aprenderás a decir te quiero en libanés. Y quizás haya la necesidad de regresar antes porque un familiar te necesita, sin embargo, las costas permanecerán inertes y podrás regresar. Esa persona quizás no. Sabrás entonces que nunca se está solo, pero solo lo aprenderás en la pura soledad. Y tu música se hará silente cuando la sepas apreciar y extrañarás esos momentos mudos cuando no los tengas más. Por ultimo y de no tener con quien reír lo harás con el espejo una y otra vez. Con ese que siempre esta allí, tu fiel compañero al que debes aprender a querer más que a nadie. Aquel que a pesar del amor, no debes tomarlo en serio nunca, sabiendo bien y mejor que nadie por las cosas que ha pasado, los momentos vividos, los recuerdos que aun tardan en partir, las risas, los llantos, los momentos de ira y aquellos que han traído pura paz. Pero más aun por todo aquello que aun queda por vivir.... siempre.


For everything you have missed, you have gained something else, and for everything you gain, you lose something else – Ralph Waldo Emerson