miércoles, 25 de mayo de 2011

Please rewind

Entró en una habitación llena de gente y quien creyó haber entrado comenzó a actuar y a relacionarse con los que estaban allí presentes. Todos se voltearon a mirarla sin saber por que razón. Sintió una gran luz que venía desde lo lejos sobre su persona que iba iluminando poco a poco desde la superficie de su piel hasta lo mas profundo de su corazón, exponiéndola a si al mundo, desde lo mas mundano hasta sus mas íntimos secretos no revelados. Entonces supo como por iluminación divina que tenia dos opciones: ser quien realmente era, o ser quienes ellos estaban esperando escuchar.

Una imagen que podemos construir como queramos. Por esa razón comenzó a intimidarse y a sentirse inferior, un tanto insegura ante el resto que era distinto. Sus hombros comenzaron a encogerse poco a poco restándole centímetros de su real estatura que siempre había sido erguida, estirada como un tronco fuerte en mitad del bosque tropical. Su mirada se fue perdiendo en lo vasto del horizonte, y por mas que quisiera verlos directo a los ojos, un imán pesado e invisible desviaba su pupila hacia el mas allá. Todo aquello que creía haber tenido una vez claro en su mente, comenzó a perder sentido, y el rompecabezas de su existencia que ya estaba completo, estalló en pedacitos que se fueron regando por toda la habitación. ¿qué me esta pasando? se preguntó mientras su cabeza daba vueltas buscando la razón ante tal desconcierto, tanto miedo que solo existía en lo mas profundo de su ser… pero que al saberlo presente, el resto comenzó a darse cuenta.

Como una avalancha cuyo origen es tan pequeño como un grano de arena, pero que al dejarse caer comienza a arrastrar todo lo que encuentra en el camino lleno de virtudes y valores que se van perdiendo entre el poder de la caída. De haber creído mas en mi- pensó cuando ya parecía muy tarde para recapacitar. Sin embargo cerró los ojos al mundo que aun la miraba de frente como diosa sobre el altar y decidió retroceder el tiempo así fuese en los rincones mas oscuros de su imaginación. Y pidiéndole tiempo al tiempo fue recordando que lo único que tenia en ese momento era el presente y así misma, la que siempre estaba allí como su sombra fiel. Una oportunidad distinta que le regalaba la vida para cambiar y demostrarse a si únicamente, que la cosas pueden ser diferentes de tan solo desearlo con el corazón.

Retrocedió un par de pasos bajando así del escenario que aun seguía iluminado de luz blanca encandilante, y volviendo a subir por la escalinata de la vida entró de una manera distinta que se vio reflejada de inmediato en la expresión de su cara y en su manera de andar mas segura que la anterior. Mostrando dignidad volvió a ese lugar en mitad del podio que representa la vida, y comenzó a hablar de aquellas cosas que nadie esperaba escuchar… ¨es aquel quien creemos ser quien habla y actúa, no quien realmente somos¨- dijo fijando sus ojos color caramelo sobre miles de ellos multicolores en la brevedad efímera que representa un segundo. ¨Si no hemos tenido el tiempo para nosotros mismos, de conocernos, de acomodarnos y trabajar con el potencial que tenemos, que podemos ser…  entonces siento decirles que hemos tenido menos, y hemos sido menos, y hemos hecho mucho menos de lo que realmente podemos ser¨.  Y en ese preciso instante cuando aun resonaba el eco de su dulce voz, fue regresando el poder de la vida misma que se iba posando como mariposa sobre las palmas de las manos de todos los allí presentes.

¨When you doubt your power, you give power to your doubt¨
- Unknown  ... but known by many




martes, 17 de mayo de 2011

Mi creencia anti-faz


Cuanta energía perdemos a veces queriendo ganar. Ganar en absolutamente todo desde un simple juego de mesa en una tabla de cartón, hasta en los juegos mas profundos y complejos que nos ofrece la vida. Como cartas que se reparten en distintas manos, representando cada una distintos aspectos de la vida misma. Como un ser distinto que se apodera de ti y que lo llamaremos antifaz, que no se conforma mas que con la victoria, teniendo siempre la razón ante todo tipo de cuestión, ante cualquier pregunta, cualquier situación, cualquier acertijo. Una fuerza que nos coloca ese antifaz sobre los ojos, y nos impide ver mas allá con nuestros propios ojos, quizás aquel lugar sereno que tanto necesitamos, la verdadera respuesta que nunca llego. Saboteándonos de esa manera la vida misma que no es mas que la propia, convenciéndonos de nuestra habilidad fantástica de estar en lo cierto cada vez y para siempre.

Nos vestimos entonces de gala con prendas y tacones para de esa manera probar nuestro punto al resto de la humanidad, sin importar el precio que haya que pagar o a quien se lleva uno por delante. En ocasiones estamos en lo cierto, no digamos que no, que eso nunca pasa… sin embargo la actitud preponderante es siempre la misma, sin importar si en esa precisa ocasión estábamos o no en lo cierto. Es que estando ciegos por ese antifaz se hace difícil saber la diferencia. Y aunque probemos nuestro punto como el correcto… la victoria nos sabe amarga después de un rato mientras un gran vacío va tendiendo su carpa en lo mas profundo del corazón, en el abismo que empieza a tener el alma.

Dejándonos llevar por aquello falso simplemente para lucir bien ante el resto del mundo, como una mascara que colocamos para jugar un rol que lo es todo menos sincero. Sin embargo desaparece en la soledad de nuestra habitación. En la serenidad del silencio mismo volvemos a ser quien realmente somos, ajenos al contexto social.  Quizás el eliminar la mascara del todo no seria tan buena idea cuando somos seres sociales que tenemos la necesidad de interactuar los unos con los otros, la necesidad de amarnos, de cuidarnos, de velar por la seguridad los unos de los otros. De vivir en sociedad. Entonces la clave sea no intentar eliminar el antifaz por completo sino mas bien buscar la libertad propia aun llevándolo puesto. La que se siente rico cuando habita en el centro del pecho, animada por cada latido del corazón. Liberándonos así de lo que piensa la gente, del protocolo social. Porque a veces aunque tengamos la sala llena de gente dando gritos a la espera de nuestra propia función, nos sentimos inmensamente solos.

Liberando entonces la necesidad de defenderlo todo. Renunciando a la necesidad de convencer y persuadir. Podemos vivir tranquilos con nuestras propias creencias, adornados de nuestra propia fe sin probarle nada a nadie, sin vender mas tickets para mas funciones ni espectáculos. Quizás de esa manera se consiga ver mas claro recobrando la energía que una vez perdimos sin razón de ser. Sin duda alguna nada gana validez cuando se defiende, ni la pierde tampoco cuando no. 





If you are ashamed to stand by your colors, you had better seek another flag. 
 ~Author Unknown

lunes, 9 de mayo de 2011

A mi que me revisen...


Pareciera como si nos hubiéramos equivocado con respecto al origen de la riqueza. Como si de pequeños se hubiese colado una lección errónea en el pensum de las materias del kinder, y desde mocosos pensáramos que el simple hecho de ir a trabajar nos haría ricos cuando grandes… Cuando seamos grandes… pero ya! tanto que lo decimos hasta el dia en que realmente lo somos sin darnos cuenta siquiera de que paso? ¿A donde se fueron tantos años? tantos días, sopotocientas horas… infinidad de lunas… por doquier de cosas y de experiencias acumuladas en los archivos de la memoria. Y si alguien llegara a preguntarnos donde esta lo que has venido robando todo este tiempo? contestáramos asombrados -yo no he robado nada- confundiendo conceptos, ajenos al verdadero sentido de las cosas que esta vida nos da, y cuales a diferencia nos regala.

Si se tuviera la ambición de ser la persona mas rica del mundo no existiera la necesidad de invertir en la bolsa o siquiera de ir a trabajar. Con ser justos y dejar de robar, eso seria suficiente. No robar un banco, ni el reloj de tu primo hermano, ni los pocos centavos que quedaron olvidados en la cuenta. Robarle el tiempo a la vida que es sagrada haciendo cosas que ni siquiera están presentes en la conciencia misma. Es dejar de ir a trabajar por el simple hecho de hacerlo o porque toca, y se pasan las horas que son preciadas como gallina empollando huevos, contando los minutos por salir a almorzar. Queremos hacer muy poco pero a la vez queremos ganar mucho por lo poco que hacemos. Sentarnos en el escritorio, hacer un par de llamadas (personales) y llevarnos algunas cositas de la oficina pues porque si, están allí y no llevan el nombre de nadie. Estirando a la vez el brazo cada quincena para recibir el cheque que remunera tanto trabajo.

La riqueza por lo contrario llega a uno en el momento menos pensado. Solo cuando tenemos la mente en pleno estado de serenidad. Cuando no corremos detrás del billete, nos vemos caminando sobre una alfombra de verdes, cuando dejamos el amor libre, nos vemos envueltos en mil abrazos, repartiendo besos, sembrando amor. Pero así en el momento justo que comenzamos a recibir, tenemos la tendencia a cerrar todo eso en una caja fuerte como si realmente nos perteneciera. Aterrados que alguien mas puede venir a robarnos las posesiones, que en algunas ocasiones tienen cuerpo, alma y corazón.

Sin embargo (cosa que me parece siempre la medula de la esperanza), es cada mañana cuando sale el sol, o simplemente cada segundo que pasa que no es mas que un nuevo chance para cambiar o para pensar distinto. Bueno fuera que se nos hiciera mas sencillo adaptar la idea de ¨si quiere venir a mi que venga, cuando se quiera ir que se vaya¨, refiriéndome a absolutamente todo lo que creemos poseer en esta vida. Sin encerrar, sin guardar, sin meter en un closet y cerrarlo con llave, sin esconderlo. Y ser amables. Compartir. La vida y sus posesiones no duran para siempre, de eso si que estamos seguros. Y como ya sabemos de sobra… el momento presente es lo único certero que tenemos mientras vivimos, porque aun respirando desconocemos el ultimo respiro, ese que nos cierra sin brisa los ojos del alma para abrirlos de nuevo en el mas allá. Entonces podemos aunque sea hacer el intento de estar tranquilos aun cuando nos inundan las adversidades. La serenidad es contagiosa además. Cuando le sonreímos a alguien, apuesto a que se obtiene otra sonrisa de vuelta, al menos en la mayoría de los casos. Además es gratis, en ese instante no hay necesidad de robar. Nunca.

“There are many things that we would throw away if we were not afraid that others might pick them up.”
Oscar Wilde