domingo, 19 de junio de 2011

Gipsy Queen

Y una vez mas agarras y te vas. Así de simple. Te das la media vuelta como si yo no existiera. Con un adiós lejano que se le expresa a un don nadie a la hora de partir. Y con solo esa palabra que me deja hambriento te das la media vuelta y te vas. Subiendo uno a uno el escalón con ese tumbao que me deja siempre la mirada quieta, espía de cada paso tuyo queriendo imitar tus movimientos, esa silueta como sombra de luz que va quedando plasmada en la ilusión del tiempo, y en el aire que respiro cada vez que te veo llegar.

Pero así como llegas te vas. Como si un reloj manejara tu vida en cada instante. Como si alguien te esperara siempre cuando mas deseo te tengo. Como si alguien supiera mi escondite cuando te sigo la pista. Como si un extraño te hablara al oído enamorándote así como lo hago yo y sin que yo lo supiera. Como si la grama de allá fuese mas verde, y los cielos mas azules, y te dieran una casa en el mar. Y así te vas. Caminando lentamente cada vez que te le alejas, cada vez que se acaba la noche, cada vez que llueve o que sale el sol, o que se esconde tras del monte, o al pie de la montaña… y con el te me vas. Sin tregua.

Y te veo partir. Entonces comienzo a rezarte como única diosa de mi propio credo. Te rezo a ti misma y aquellos tus dioses que son los dioses del mas allá. Que te cuiden mi negra por favor. Que escuchen tus rezos que son prioridad ante los míos. Que sepan escuchar tu corazón y todas tus cosas. Esos detalles necios que siempre le pides aunque nunca me nombres. Aunque aquellos tus dioses no me conozcan, les pido por ti. Para que no te toquen, para que no te hablen, para que te dejen siempre sola así como mas te gusta estar. Que se metan bien adentro de tu pecho y te escuchen soñar por las noches. Que lo imposible se manifieste en cada mañana y que en tu dulce boca solo nazcan sonrisas bañadas en tu propia miel. Que seas feliz así como lo eres siempre, libre como el viento, gitana de la vida, dueña mística del mio corazón.


Lo que se resiste, persiste - sabio aquel 

martes, 14 de junio de 2011

Tabula rasa


Cuando a uno le da por inspirarse. Cuando se te mete ese calor por dentro como una fiebre que te enciende el cuerpo de los pies a la cabeza. Como un bombillo. Como cuando mil letras se te enroscan por los poros y te van penetrando como un veneno excitante que te toca escupir para no morir como victima de tu propio silencio. Esa inspiración que se adueña de tu ser, que te llena de vida, de ganas, de pasión. Que en tan solo un instante te arregla el mundo juntando dos mitades, como cuando se alinean los planetas, como cuando empieza a caer agua después del verano.

Brote de creatividad que mas que racional es inconsciente. Te va arrastrando a un territorio con los ojos vendados. Sin un mapa que te muestre el camino de vuelta a la normalidad. Temes quedarte allí para siempre y no saberte manejar. Como si la única condición para el regreso fuese siendo artista allí, dentro de ese pequeño mundo. La isla del mas allá donde todo se puede. Donde Dios te sopla su aliento sin tregua para que nunca dejes de crear. Ese lugar lleno de dicha donde seres sabios de algún pasado te hablan al oído y te cuentan la formula del éxito, revelando paso a paso la manera de hacer arte, de inventarse cuentos y paisajes, de cerrar negocios, de pintar un cuadro, de curar a un enfermo, de volar un avión. Esa manera tan diferente de hacer las cosas que te hace único, y en ocasiones el mejor.

Un estado de frenesí que solo puede dar origen a pura poesía. Un estimulo absurdo que solo podría venir de algo relacionado con el amor. Expresado en el pecho que empieza a arder con la pasión de lo nuevo en cada latido, en cada golpe. Un impulso descoordinado y terco que hay que obedecer casi siempre, digo, porque casi siempre viene silbando cantos de victoria. Amén. Ese momento preciso que quisiéramos guardar en la memoria para siempre y convertirlo como por obra de magia en un naipe, que se pueda jugar en la hora de las apuestas. Una manera de vivir que no es la misma de siempre y que se hace sentir en el centro del plexo solar. Vivir entonces en estado de inspiración permanente seria el escenario ideal. Sin embargo no se que tanto aguantara el corazón en el medio de la euforia, como un volcán que erupciona sin descanso. Mas bien démosle provecho a esos momentos lleno de eso, de inspiración divina, y vivamos una catarsis de nuestra propia tragedia viéndola como se transforma en una verdadera obra maestra.


Live out of your imagination instead of out of your memory.

-Les Brown


martes, 7 de junio de 2011

Habito en todas partes

Hábitos por doquier. Los hay buenos y los hay malos claro está. Algunos lo llaman costumbre o rutina, pero hábito es mas bien algo que se hace repetidamente, alguna cosa que llega a apoderarse de nosotros sin ninguna razón. Cuando pienso en la palabra hábito vienen a mi cabeza aquellos que ni tan buenos que son. Sin embargo nos creemos condenados de por vida a ellos, a cualquiera sea que tengamos, bien sea uno solo, o sean varios los que llenen la repisa donde los quisiéramos guardar para siempre, pero aja, siempre hay algo allí dentro que tarde o temprano terminamos necesitando.

Los hábitos de higiene sin duda alguna representan el lado de los que son buenos. Es estrictamente necesario bañarse todos los días aunque podemos salirnos con la nuestra uno de esos días que se esta de paseo, o que se esta tan pero tan enfermo que una toallita con alcohol frotada por el esternón haría el trabajito que termina con un spraysazo de agua colonia del pote ese inmenso en el baño de tu papá. Higiene bucal es otro que si no tiene excusa alguna, ni siquiera después de un largo y doloroso tratamiento de conducto. Hábitos de estudio, que si una hora todos los días después del colegio… hummm... Habito de leer, para cuando seas grande seas un gran intelectual… y así vamos enumerando todos esos buenos hábitos que nos enseñan desde pequeños para poder ser bien recibidos en una sociedad que esta hecha de eso mismo, puro hábito.

Me topé con un articulo que hablaba de los Siete Hábitos de la Gente Efectiva y le pasé por delante sin prestarle atención de tan solo imaginar lo aburrido que sería su contenido. Los clásicos hábitos fastidiosos que todos sabemos pero que simplemente no compaginan con la vida misma que uno suele llevar. De allí es que salen entonces los malos… ayyy que son tantos que me costaría mucho nombrar en este corto escrito. El habito de fumar (✓), el habito de tomar trago (✓), el habito de acostarse tarde (✓) o muy temprano (✓), el habito de no decir adiós cuando se va de una reunión social por la puerta trasera (✓), el habito de mentir cuando es necesario (✓), el habito de procrastinar (✓), de no planificar (✓), de amar demasiado (✓) y a quien no se debe (✓), o a quien se debe de mas (✓)…. el hábito de comer chocolate en la noche (✓) de creer en algunas personas (✓), de dejar las cosas para último momento (✓), de arrugar la frente (✓). El hábito de la monja.

La buena cosa es que no todo es malo y que los malos hábitos tienen solución. Sin embargo es necesario un trabajo estrictamente mental para aniquilar uno de esos hábitos que lleva desde hace mucho tiempo dando ordenes en la vida, en la cabeza de uno, en el dia a dia. Un hábito que por mas que hayamos querido eliminar en el pasado, aun nos sigue dando esa gratificación inmediata que tanto se necesita en algunos momentos en la vida, como una droga. El hábito se vuelve hábito por la cantidad de veces que lo hemos hecho. Se ha ido archivando cada vez mas profundo en la memoria celular de todo el cuerpo desde la parte etérea como la mente, hasta la parte física (músculos, huesos y el tejido que todo lo envuelve.)

Hagamos entonces lo contrario una y otra vez, mil veces. Un millón. Seamos mas fuerte que ese hábito que ni siquiera somos nosotros, sino un extraño que vino de visita esa primera vez y que le gustó como nos sentimos en su compañía. Se fue acostumbrando a nuestra manera de ser y se fue quedando…. y ahora es como el pez que se le pasaron los días. Concentrémonos en otras cosas mas importantes, o mejor aun, intentemos poner en blanco la mente, así mismo, intentemos meditar. Todo lo demás se irá derritiendo poco a poco hasta dejar de existir. Como esa planta que termina muriéndose por falta de riego, de esa misma manera morirán los hábitos que no se quieren mas. Hay que engañarlos, retarlos, eliminando su chance de aparecer dándole a la mente algo que hacer, un nuevo habito que se haga presidente y que sepa dar ordenes en la eternidad de un silencio.


The easier it is to do, the harder it is to change.  ~Eng's Principle 


jueves, 2 de junio de 2011

Cheers for fears

Hace algunos días escuché la frase ¨el mundo cambia cuando la relación que tenemos con nuestros propios miedos cambia¨. Sin embargo fue una frase que me dejó pensando… ¿como cambia entonces esa relación? la que hemos venido llevando por tanto tiempo con ese personaje oscuro y tenebroso al que mientras mas le tememos, mas poder tiende a tener sobre nosotros. ¿Que se necesita entonces para vencerlo? para agarrarlo fuertemente por los cuernos y decirle a la cara ¨bastó! hasta aquí llegaste!¨, y lanzarlo con fuerza hacia lo lejos del horizonte, muy lejos, lejos de ti, de tu vida, de tus sueños, de tu presente.

Estamos claros que hay muchos tipos de miedo. Algunos se consideran positivos y estrictamente necesarios para vivir. Como ese sentimiento sembrado en las paredes del estómago cuando estamos cerca de algo peligroso o cuando nuestra propia vida se ve amenazada por alguien o por algo externo ante el cual no tenemos control. Ese miedo es capaz de salvarnos la vida, por ello no quisiéramos nunca vivir sin el. Sin embargo la mayor parte de nuestras vidas experimentamos un miedo distinto, uno que mas bien se autofabrica en nuestra propia mente, nos manipula, y tarde o temprano termina siendo dañino. Pareciera que su origen fuera una semilla que se siembra desde muy pequeños (una semilla social, politica, economica) que crece dentro de una sociedad, hasta convertirnos lentamente en nuestros peores enemigos.

Es necesario entonces creer en algo (sea lo que sea) que nos muestre la diferencial entre la realidad y la ilusión. Todo lo falso que vamos alimentando y que termina siendo la Biblia de nuestras creencias, virtudes y valores. Algo místico en lo que podamos tener fe, y que a través de eso podamos liberarnos de tanto miedo que se acuesta con nosotros por las noches robándonos el sueño. No obstante es una tarea que se hace difícil cuando el miedo se ha cultivado desde muchos años atrás y ha ido estrechando sus raíces por todo el cuerpo hasta envolver del todo al corazón. Por esa misma razón entonces es necesario plantar un nuevo jardín con flores diferentes que traigan otros frutos de distintos sabores y vivos colores. Semillas de amor, de fe, de humildad, de esperanza, que vayan destruyendo la maleza del odio y del miedo, y vayan ocupando terreno poquito a poquito a través de la paciencia.

Aprendamos de nuevo a respirar como bebés recién nacidos, pausando entre cada inhalación pero haciendo de este proceso un ciclo esencial para la vida. Tengamos paciencia, porque la paciencia se aprende con cada respiro y se fortalece en cada exhalación. Respiremos de una manera que parezca como si meditáramos en cada momento, como si cada palabra dicha fuera una oración que pidiera al cielo un poco de consciencia para todos los seres que lo tenemos como techo azul eterno. Ser conscientes de quienes somos y saber que es de nuestra naturaleza sentir miedo, pero que aun así, mientras mas lo asimilamos, mas poder tenemos de vencerlo. Atravesarlo de frente para poder combatirlo y dejarlo ir… al parecer es la técnica mas efectiva para comenzar a vivir bajo la ley del amor. Aceptando tantas cosas a la misma vez como el miedo al fracaso, el miedo a la soledad, el poderoso miedo a la muerte, el miedo a la no pertenencia, a la miseria, a la enfermedad. Todos estos miedos y muchos mas que solo existen en la mente de quien los padece. No se pueden tocar, ni ver, ni escuchar, ni probar… se pueden sin embargo aceptar y enfrentar. Se pueden engañar haciendo como si no existieran, respirando profundo, agradeciendo mas bien por la vida misma que aun se tiene, que sin duda alguna vale mas que cualquier temor.


He who is not everyday conquering some fear has not learned the secret of life - Ralph Waldo Emerson