lunes, 31 de octubre de 2011

Angels and demons

Porque una virtud hay que cultivarla. Sea la que sea. Hay que descubrirla, mimarla, quizás concebirla hasta el punto de verla nacer, así entre los brazos, aunque duela. No se puede pasar la vida entera deseando tenerla, añorarla, y no hacer nada por buscarla y poseerla. No se puede desear la virtud ajena tampoco, ni el ingenio del vecino. Como codiciando el bien ajeno, eso que aprendimos desde pequeño es un pecado en la tabla de Moisés. No seria necesario. Hay una para que cada quien, porque todos somos iguales, aparentemente. Entonces a todos se nos da aunque permanezca oculta año tras año, en verano al igual que en invierno. Resulta a veces mas cómodo ignorar las cosas buenas por las que hay que trabajar para que así florezcan, y mas bien vivir en la mediocridad del cielo gris, de un clima templado, de una rutina cotidiana, de una vida vivida a pedacitos, a medias. Una que podría llevar cualquier nombre, o pintarse de cualquier color porque suele ser indiferente.

Las virtudes podrían llegar a ser lo mas personal que tenemos. Mas que los rasgos físicos, o el tono de voz. Mas que la estatura o la tendencia a ser gordos o flacos, altos o bajos. Cada virtud es como un sello imborrable hecho a la justa medida de quien lo lleva, de quien tiene la dicha de hacerlo suyo, de tatuarse. Presumiendo ante los demás con todo el derecho del mundo pero de manera humilde. Exprimiendo sus frutos. Usándola como herramienta para el propio bien, y primordialmente para el bien de los demás. Señores… es como un regalo de Dios, y hay que hacer de cada virtud algo real pero mágico. Así como decía Nietzsche: darle otro nombre, sacarla de la manada, apuntarla con el dedo porque es única y de nadie más. Entonces de esa virtud concebir la pasión o viceversa, como una semilla que se planta desde el origen del talento mismo y va creciendo junto con ella de manera paralela. Y va tomando fuerzas, se va desarrollando y se va fortaleciendo con el tiempo, y con la educación, pero más que todo con las experiencias de la vida, que como ya sabemos bien, son los maestros más sabios y duraderos.

Y la pasión cuando se usa bonito de la mano de una virtud, mas que un demonio se vuelve un Dios. Un creador neto que innova, que presenta alternativas, que llena huecos que habían estado vacíos por mucho tiempo. Que piensa en zapatos ajenos para luego actuar con los suyos bien amarrados, dejando huellas marcadas sobre la arena, siempre en libertad. Libre de amar, libre de pensamiento, pero por sobretodas las cosas libre de una inspiración ingenua que le permite crear cosas distintas, y a través de ellas, hacerlo diferente, sobresaliente del resto. Porque supo abrir los ojos y ver el mundo desde un foco más amplio, con todo lo bello que hay pero con sus necesidades también y sus miserias, y en medio de ese plano irónicamente casi perfecto, trabajó a través de su ingenio, de su virtud, su clarividencia ante el resto. Su propia luz.



If you have performed an act of great and disinterested virtue, conceal it; if you publish it, you will neither be believed here, nor rewarded hereafter. – CHARLES CALEB COLTON, Lacon



jueves, 20 de octubre de 2011

Break the shell & eat it!

¿Cuáles son los detonantes en la vida? Eso que te impulsa a tomar riesgos, a comprometerte un poco más, a cruzar la línea. ¿En que lugar mas bien se dibuja ese límite que nos revuelve la moral? Una frontera que aún siendo virtual significa muchas veces desacatar leyes, ignorar conceptos, ir en contra de todo, hasta de lo que creíamos ser de uno mismo. Que tan humanos somos para conocer bien los límites de cada uno, o aquellos impuestos por una sociedad ancestral que viene evolucionando con los años. O mas bien la pregunta podría ser distinta… ¿Qué tan inhumanos somos para asumir algunos riesgos que nos aíslan del concepto benéfico y honrado del ¨ser humano¨? ¿Que tan carnales podemos llegar a ser? o que tan grande es la ambición en un momento dado, que nos ofusca la mente de manera tal, que nos olvidamos del resto aunque sea por un instante, porque a veces ese instante es lo único que hay.

Pongamos por ejemplo el dinero. Yo que hablo siempre de humildad, amor y perdón, no puedo negar que también gusto de él. Sería engañoso decir que no disfruto de las cosas buenas, aquellas que lastimosamente solo el dinero puede comprar. Claro que hay un límite, siempre lo hay. Sobretodo para aquellas personas que han aprendido a vivir de una manera racional. Que han aprendido a dominar de manera eficiente el intelecto, y se alejan de los extremos antes de llegar al abismo, incluso mucho antes. Sin embargo hay otras que no. Que les gusta vivir en los extremos. Que únicamente funcionan allí, bajo la presión, bajo la incertidumbre del próximo paso. Como una ruleta que no deja de dar vueltas mientras se mueven las fichas de aquí para allá, y de regreso. Apostándole al todo con decisiones frágiles, quizás erróneas, impulsivas mas bien. Un estado de emoción continuo que despierta los sentidos, y le da más sabor a la vida. Simplemente una manera distinta de vivir.

Siempre hay dos tipos de riesgos aunque ambos despierten de manera similar el sistema simpático nervioso. Aunque ambos disparen una dosis de adrenalina que produzca los mismos efectos, que aumente los latidos del corazón, que dilate la pupila, que disminuya los jugos gástricos del estomago. Sin embargo uno se escoge adrede, y el otro se asume cuando ya no hay más remedio. Con el dinero entonces… algo material por lo cual es tan fácil desdoblarse y perder la razón: un dulce tan adictivo y tan sabroso que todos queremos tener, al menos probar, y probablemente volver a tenerlo dando vueltas en la boca. Mil veces. Hasta vernos involucrados en actividades que nos colocan cercanos a la muerte tan solo por conseguirlo.

¿Qué se piensa en el momento de tomar un gran riesgo? en este caso por dinero. Mas aun cuando hay probabilidad de correr peligro, ¿acaso se piensa en lo peor? o seguimos siento optimistas en estos casos cuando hay probabilidades de que algo suceda mal. Si relacionamos muerte con la toma de riesgos en algunos casos, podemos irnos atrás y citar estadísticas que comprueban que la muerte esta en todas partes, no solo a la hora de rozar un extremo con la punta de los dedos. Diferentes dosis de ella según donde se esté (1/83 de morir en un accidente de carro, 1/5,000 en uno de avión… asesinato? 1 de 210 a lo largo de toda tu vida). El riesgo de morir existe desde el momento en que nacemos. Si no lo tuviéramos tan presente dia a dia,  quizás tomaríamos más riesgos personales por cosas como el dinero, la libertad o el amor, o irónicamente nos sentiríamos más vivos aunque algunos de ellos asomaran la probabilidad de morir. Quizás el dinero no fuese tan importante al creernos inmortales, o quizás lo quisiéramos más por el hecho de vivir para toda la vida. Que cantidad de dinero tendría que haber sobre la mesa para aceptar un reto que involucrara 1% de la posibilidad de morir? y si la suma se triplicase pero consecuentemente el chance de morir aumentase hasta un 50%... ¿se tomaría? Un sin numero de factores externos podrían influenciar una decisión como esta para algunas personas, yo diría que para la mayoría, sin embargo hay otras para las cuales la toma de riesgos es la única manera de sentirse vivo, de actuar, y muchas veces de ganar, aunque exista una probabilidad por más remota que sea, de perderlo todo en el intento.


The torment of precautions often exceeds the dangers to be avoided.  It is sometimes better to abandon one's self to destiny.  ~Napoleon Bonaparte


lunes, 17 de octubre de 2011

Vanilla Sky

Abrimos los ojos por la mañana creyendo simplemente que es un día más. Veinticuatro horas que se nos van de las manos en un abrir y cerrar de ojos. Otro día más lleno de tareas por completar, de cosas que hacer, de personas que enfrentar… de procrastinar, en vez de trabajar. Un día que quizás no sea distinto, sino mas bien uno más de la rutina, que viene y se va, sin mucho que dejar, sin recuerdo importante que se estanque en la memoria, muchas veces vacía. Otro día que parece estar carente de lecciones, escaso en el amor, triste, pesado, o largo como solemos llamarlo. Y aunque nos parezca un ¨día bueno¨, lo dejamos ir así no más. Tan escaso de  valor que de acabarse con el nuevo amanecer, damos gracias por verlo terminado, y lo olvidamos después.


Un día más no es solo eso… es mucho más. Muchísimo más. Es un milagro indescriptible que se nos da cada día, cada mañana. Hoy. Un regalo que no se debe  ignorar, mucho menos desaprovechar. Mas bien es algo de lo cual debiéramos estar eternamente agradecidos al ser muchas veces, lo único que tenemos. Hoy. Un regalo que agradecer. Una buena actitud que refleje lo dichosos que somos por tener una nueva oportunidad de vivir, de respirar, de sentir. Comenzando simplemente al abrir los ojos y dar gracias por el milagro de ver. Un sin fin de colores que le dan vida a la vida, y la adornan de infinitos tonos para que nosotros la veamos así. Y el cielo, eterno cambiante, mas nunca volverá a ser el mismo de cómo lo ves ahora, en este instante. Nunca jamás. Las formación de nubes no volverá a ser la misma y quizás dormirán en otro lugar lejano. Y las estrellas puede ser que se escondan esta noche al igual que la luna, pero mañana salgan a pasear vestidas de luces anunciando su llegada. Así como el agua del mar, siempre en movimiento. Energía plena a cada instante. Por mas que se quiera guardar una imagen intacta en la memoria, como una fotografía, sería distinta en cada foco cuando viene y se va.

Los cambios climáticos que traen tormentas que vienen gritando del mas allá. Y van pasando poco a poco así como los tiempos grises que nunca se quedan para siempre. Las estaciones del año que traen consigo cosas distintas, como los regalos que trae la vida, muchas veces en lecciones que hay que aprender, pero siempre agradeciendo que una vez más se tuvo el chance de vivir. Y de cambiar. Porque el clima de hoy mas nunca será el mismo, mas nunca en la vida de nadie. Por eso y mucho mas habría que dar gracias también.

Abramos los ojos y no dejemos de ver todo con detenimiento. Las formas, colores, y sombras. Las caras tan dulces y distintas que se cruzan con tu vida de frente. Analicemos cada sonrisa y sepamos que si es miedo o felicidad lo que hay por detrás. Cada rostro viene cargando con una historia única que se puede descubrir mirando un poquito más allá, aun más profundo. Sintiendo curiosidad por las cosas, por la demás gente que nos rodea, al ser nosotros la misma especie. Miles de historias inimaginables que nos pueden servir para ser mas humano, a finalmente saber quienes en realidad somos, y porque estamos aquí. O donde quiera que se esté. Y de aquellos que vinieron antes. Vidas que se van pasando como testigo de generación en generación. Gracias.

Abriendo no solo los ojos sino el corazón. Un corazón grande que nos permita ser cada vez mas humildes y de esa manera poder siempre agradecer mas. Por los infinitos regalos que vienen en miles de formas cada día, en cada sonrisa, en cada mirada, en cada mano que se estira como un gesto de ayuda. Infinitos regalos como el sol, y la luna, y los colores de las flores y su perfume también. Los frutos de la tierra que son innumerables y que cada uno tienen su razón de ser. Perfecta. El gran regalo de ser único, y el regalo de soñar aunque en realidad se aleje con el viento, aun así se permite soñar. Gracias. El regalo de insistir y persistir, y el regalo de querer levantarse mil y un veces, cuando mil veces se toque el suelo.



If you want to feel Rich, just count the things you have that money can´t buy – Proverb


martes, 11 de octubre de 2011

Ars longa, vita brevis


Pareciera como si los problemas de cada uno, las miserias en el mundo y todas aquellas infelicidades, provinieran de las expectativas que les tenemos. Eso que incesantemente esperamos de las cosas, de los eventos que vienen y van, pero por sobretodas las cosas: eso que esperamos de las personas, de cada quien algo distinto. Como cuando damos un abrazo que queremos inmortalizar para siempre sabiendo que con el tiempo se va perdiendo la fuerza del agarre sin algún modo de detener la vida, el paso del tiempo, la velocidad como todo viene para luego irse repetidamente. Queriendo paralizar el tiempo y así saborear las cosas más a fondo, despertando los sentidos que van haciendo memoria, intentando fijar de manera absurda lo que hace rato ya se fue porque al final del día, llega la noche y el sol se tiene que ir. Rubio efímero. Así como el abrazo que te aprieta y se va. Queriendo dejarlo intacto y de esa manera perder además la libertad. Adrede. Sin darnos cuenta que desamarrando nudos más bien recobramos la vida al hacernos libres. Como si la libertad solo pudiese venir de nosotros mismos, y no de alguien más que nos las otorgue, que nos bendiga en el nombre de Dios. Cada momento que dejamos pasar, y soltamos algo sea lo que sea, nos volvemos automáticamente libres de ello y así nos vamos liberando de todo, una cosa a la vez.

Entonces aprendemos poco a poco a abandonar los conceptos que ya no nos sirven. Que probamos una vez y quizás dos, para darnos cuenta que no nos van. Esos que han venido empaquetados desde el momento en que nacimos, los mismos que nos robaron la  libertad de ser como lo es uno, así de simple y nada más. Fingiendo ser  profesor de la vida misma, mostrando el camino y el cómo deberían ser las cosas desde el principio. Tapando con un dedo ese ojo que debiera ser el de un turista eterno, que nos permita ver las cosas como nuevas en cada ocasión. Siempre turistas. En nuestra propia tierra, con nuestras propias cosas, con aquellas personas a las que amamos, y ante aquellas que amamos un poco menos o de maneras distintas. La dicha de tenerlo siempre puesto, pasajero de la vida sin tiempo ni itinerario. Experimentando cosas ya vividas pero una vez más y como la primera vez. Besar los mismos labios y sentirlos ajenos en cada momento. Manejar la misma calle de mil farolas y más de cien veces y descubrir algo nuevo en cada atardecer. Sentir como los colores de la tarde saben distinto, a fresa, a naranja, a lo que sea que sabe tu amor. Visitar cada sitio con ojos nuevos, rompiendo las reglas y haciendo otras nuevas, que se rompen a la vez con cada amanecer. Moldeando el mundo a tu manera, sin fijarnos a nada, sin esperar nada a cambio, sin saber lo que viene después.

El esperar incesante a que las cosas sean de una manera precisa conlleva a la decepción. Inevitable. El tener un patrón para todas las cosas, y la noción de que si no calza no va. Deberíamos esperar mas bien a que todo fuese diferente cada vez. Como lo es la naturaleza misma que nos envuelve, nuestro propio universo cambiante, inconsistente. Hasta uno mismo, nosotros los mortales, seres frágiles, maleables. Mutantes. Nosotros los que deberíamos mas bien quitarnos la ropa y andar desnudos por la vida, y dejarnos llevar por la corriente fresca que es distinta cada vez porque sigue corriendo. Sin tregua. Y en ese viaje imprevisto hacer de lo conocido, algo extraño, una aventura que se llena de vida en las mismas aguas de siempre pero que mojan distinto. Cristalinas. Y cerrar los ojos para escuchar mejor el sonido del viento que se enreda en tu pelo dejando recuerdos,  y poder sentir así la temperatura del agua, o de esa piel que tiembla cuando se pega a la tuya, a veces sobre ti. El calor húmedo de unos labios rotos que besan distinto según la hora del día. Y el amor de un corazón maleante que debería durar tan solo un instante, y un instante cada vez, y otro más… sin esperar que sea para toda la vida.


You have to wake up a virgin each morning.  ~Jean-Louis Barrault



viernes, 7 de octubre de 2011

It ain´t over ´till it´s over


Si pudiera representar al mundo lo colocara sobre un papel así como es. Un mapa indeleble de líneas rectas y curvilíneas que no signifiquen nada, pero que lo sean todo a la vez. Y en ellas nosotros, los seres más extraños y complicados que jamás han podido existir, pero es que no conocemos de más. Y estamos aquí sin saber el como, ni donde empezamos, ni para que existimos, ni cual es la razón de tanta cosa, de tanto poder, de tanto sentir. Queremos simplificarnos, pero de esa manera solo conseguimos descubrir cada vez lo complejos que en realidad somos. Ese corazón tan vasto que llevamos dentro, que no solo sirve para amar, sino para crear las cosas más grandes y absurdas que se han podido inventar jamás.

Así es. Un simple mapa como esos de la prepa pero lleno de luces. Infinitas luces que representen vidas. Esa vida de cada quien que lucha día a día por ser diferente. Y aunque se piense distinto a los demás, eso no basta. No se trata únicamente de pensar distinto, sino de actuar. Porque pensando eternamente podríamos morir en el intento, sin que nadie supiese las locuras que vivió la mente, lo que nos quitó el sueño por las noches viendo amaneceres que no fueron por amor. En cambio dichosos aquellos los que deciden actuar de manera distinta y sobresalir. Rompiendo reglas, ignorando paradigmas. Sin importar el cómo, el cuando y la razón de tanto alboroto. Sin importar las creencias de todos aquellos que lo vieron crecer y que creyeron un futuro distinto que venía asignado con la compra. Tener el valor de decir no mas. De empacar. De viajar libre y solitario aunque sea únicamente en los rieles de la propia imaginación. Intentarlo, o siquiera tener el valor.

Habrá que recordar para siempre que en esta lucha todos somos iguales. Que aun no se conoce algún ser que no haya transitado por aquí sin despedirse algún día, tarde o temprano. Algún ser que no haya sufrido por un amor, y que no haya querido estar muerto de manera prematura cuando se le derrumbó el mundo ante sus pies. El éxito no garantiza la compañía eterna porque aun con la función llena nos hemos sentido solos. Y aprendemos entonces que hay cosas más importantes que la fama, y el éxito, y el poder. Sabiendo que los sueños muchas veces no vienen en yates, ni en aviones, ni en carros de lujo, ni de la mano de una bella mujer. Ni huelen bonito. Que muchas veces es mejor estar solo pero con el volante entre los dedos sabiendo que somos piloto, antes que dejar nuestra vida en manos de alguien más. De esa manera nos recordamos cada minuto que tenemos las riendas de nuestra vida, y hasta el poder de cambiar el rumbo del timón con una sola decisión que se tome de manera sabia. Sin olvidar entonces que en cada momento que culpamos a alguien más por todo aquello que no hacemos, solo logramos darles más poder sobre ese sueño que aun duerme en una mente soñadora, que espera cada noche porque las cosas cambien. Hacerlo realidad. Claro que sí. Algún día. 


If a man does not keep pace with his companions, perhaps it is because he hears a different drummer. Let him step to the music which he hears, however measured or far away. - Henry David Thoreau



lunes, 3 de octubre de 2011

Eva, Helena, María y Sofía

Aunque su nombre no a todos gusta, mucho menos su significado… la existencia del alma es algo que pocos se han atrevido a cuestionar. Si buscamos su definición en el diccionario nunca encontraremos la misma dos veces. Porque sin duda alguna, aunque puesto en papel, termina siendo algo subjetivo, mas de uno mismo, que de otros, los demás. Sin embargo todos tenemos una que nos fue asignada cuando no lo sabíamos, como una especie de lotería celeste que ganamos a la hora de bajar y que ahora nos corresponde, que por nada en el mundo podemos cambiar. Tatuada de manera eterna en el centro de cada quien, unos la consideran el todo del todo. Tiene el poder de vivir sola independiente, como si flotara en el aire liviano de la madrugada, esperando en silencio a que el cuerpo del amo decidiese despertar, volver a vivir. Y en un beso místico y misterioso le devuelve la vida, lo invade. Como si al dormir, empezara la fiesta de aquellas las almas, hasta que le llega la hora de partir. Hay que decirle adiós a la noche. Mi amo se mueve, va a despertar. 

Y cuando estoy dormida perdida entre mis sueños locos… ¿no te asustas? ¿a donde te vas tan sola cuando el sol se esconde y sale la luna en trozos de mármol? ¿con quien sales a pasear? ¿de quien te has enamorado esta vez que vuelves rara en las mañanas cuando comienza a llover y no te quieres levantar… ¿En donde te reúnes con ellas las demás? ¿dónde se ven? ¿dónde te revuelcas con ellas cual fantasmas blancos que adornan los cielos como espuma? Y aquellas las otras… ¿quienes son? ¿Acaso las conozco...? ¿De que hablan? Dime si les cuentas mis secretos, aquellos los mas oscuros, los que solo tu sabes porque vives en mi. Anda ven y cuéntame algo… algún misterio de alguien extraño. Algún crimen ajeno que aun no sepa… Quiero saber mas.

Anima. así te han puesto aquí abajo aquellos que dicen poseerte. Sin duda alguna el origen de tu nombre: Anima = energía, animación. Movimiento. El toque final que le faltó a Pinocho para estar vivo. Para cantar y bailar, vuelto loco. Para encender una hoguera en el centro del pecho y quemar su madera… hasta poderse enamorar. Rompiendo reglas. Como se entrega el alma así de simple en presencia del amor. Ingenuo. Es que sin alma, no hay vida. Y sin vida dejan de brillar las cosas, como dejan de brillar los ojos que parecen estrellas en el cielo, ansiosos, felices al verte llegar. Tampoco sintiera entonces el sol de la tarde que calienta con sus brazos de oro a aquel desalmado que padece de frío. Sin alma tampoco sintiera tus besos. Cuando acercas tus boca lentamente y me tocas, y en tus labios te llevas aquellos suspiros de mi corazón. Villano.

Y creyendo siempre en la transparencia eterna del alma, alguien juró lo contrario. Estaba allí! en algún lugar puntual donde podían localizarla. Apuntarla con el índice y de esa manera hacerla cómplice. Culparla de todo aquello que ha pasado, y de lo que nunca ocurrirá jamás. Alguien que pudiese condenarla, castigarla. ¡Esta allí! ¿no las ves? En los rincones mas oscuros y grises, entre las arrugas babosas que envuelven los sesos. Que pesa 21 gramos. Que se puede entrenar. El origen de la conciencia. La explicación de todas las cosas. Sin embargo… cuesta creerlo cuando ella misma se encarga de hacerse sentir. De dar un golpe en el pecho cuando se toma una decisión errónea y te lo hace saber en lo más profundo de la consciencia. O se viste de gala en una gran sonrisa cuando todo parece que marcha bien. Aquella que se despide de todos en un momento en la vida, pero que nunca se va. Que se queda allí por siempre impregnada en el olor a perfume del vestido favorito, o en la memoria terca que enloquece al amante que siempre amó de mas. Es que el alma no se va nunca. Por ello, no es una simple neurona que se fue a pasear bañada de luna llena. Por esa misma razón quizás si deberíamos entrenarla pero en la universidad de la vida y del perdón. Siendo mas compasivos los unos con los otros, y arriesgando mas cosas por amor. Y de esa manera sentirla siempre viva, así como es. Así como siempre le gustar estar. 


Begin to see yourself as a soul with a body rather than a body with a soul. – Wayne Dyer