martes, 29 de marzo de 2011

Fantasías de vidrio

Hoy el sol de la tarde entraba por mi ventana como aquella otra vez. Decidí entonces reubicar mi casa al borde del balcón para no tener que habitar mas ningún lado que no estuviese coloreado de amarillo. Y se me fueron las horas como enchufada al astro que me iba llenado de calor y cerré los ojos como por instinto y subí la cabeza al cielo. Un chorro de luz me penetró la frente y me desconecté del mundo. Solo para saberlo cierto una vez abrí los ojos y los vi allí, afuera de mi ventana, los vecinos de enfrente que acabaron con el momento de magia que estaba viviendo… y ahora se han vuelto mis cómplices, mis amigos, mis amantes.

Noté de repente que la vecina del segundo piso estaba llorando. La vi sentada al pie del balcón fumándose un cigarrillo que dejó a medias cuando sonó el teléfono. Luego regreso con otra voz en su mano y lagrimas que limpiaban su cara y lubricaban su garganta. Volvió a sentarse al pie de la ciudad y ahogada en el humo blanco de su cigarro pronunció unas palabras que intenté leer. Engaño. Quizás me lo inventé para ponerle drama al asunto y crear una historia aun mas pasional. Un dolor que la estaba comiendo cuando comenzó a llover. Se puso de pie contra la baranda y dejó que las gotas mojaran su cara. Dejé de saber entonces cual era la lluvia y cuales eran sus lagrimas, que se unían en la planicie del momento, como desembocadura de un río. Por último subió la cabeza al cielo y no tuve la menor duda que sintió libertad, y aunque el engaño había roto las paredes del corazón, sabía que era libre para recomenzar. Mañana.

Subí la mirada y noté cuando entró el vecino que me ve por las noches desde lo alto. Al principio me paraba de la cama y cerraba la cortina… ahora no. Ahora expongo mis historia para que otros también puedan soñar así como lo hace él.  Llega tarde por la noche y enciende la luz y se pone a fumar en la ventana. A veces se le va la mirada hacia el fondo de la ciudad que se abre al experimento como flor de loto. Se queda mirando no estoy muy segura a que, pero siempre imagino que esta pensando, y lo veo suspirar quizás por algún sueño roto que aun no se cumple. Luego vuelve su mirada a mi y la clava fijamente en mi aroma, que al gustarle decide investigar mi ambiente ensanchando un poco mas su campo visual. Ve mis libros sobre el mueble de la sala, los ojea con la mirada dando rienda suelta a la imaginación. Se inventa títulos eróticos que haya podido leer en un pasado y que este esperando quizás que alguien los practique sobre mi. Autor de mis cuentos y fantasías hasta que lo veo desaparecer dejando solo una estela de puro deseo, y siento a veces que ha venido hasta mi casa cuando veo la sombra de sus pies por debajo de mi puerta.

A dirty book is rarely dusty.  ~Author Unknown

miércoles, 23 de marzo de 2011

To be or not to be

Mi amigo Ernesto Sábato una vez escribió ¨la gente teme que por tomar decisiones que hagan mas humana su vida puedan perder el trabajo, o ser expulsados, y pasen a pertenecer a esas multitudes que corren acongojadas en busca de un empleo que les impida caer en la miseria, que los salve.¨ Se hace fácil decir lo contrario, que renuncien, que se alcen, se emancipen, y busquen en la vida lo que realmente les gusta hacer. Una pasión. Sobretodo cuando quien lo dice no ha tenido nunca la necesidad de llevar el pan a la casa para que los hijos coman, o peor aun, nunca ha sentido lo que es el hambre per se. Definitivamente son demasiados los que tienen que vivir muchas cosas antes de tomar esa importante decisión, porque curiosamente resulta que lo que a uno le gusta hacer, no es lo que los otros están acostumbrados a ver, acostumbrados a vivir. Es como el dicho mas sabio de todos ¨las ironías de la vida¨, y mientras mas irónica se va poniendo mas fácil se nos hace el tomar esas decisiones, las mas radicales.

Cuántos no sueñan con otra vida mientras empollan el forro de cuero negro que camina a ruedas por la oficina, ensuciados de tinta, embriagados con la luz del monitor, empericados de café, robots ejecutivos. Una realidad que puede palparse con los dedos y que aunque no se quiera se lleva consigo a donde quiera que se va. Una doctora que se pasa las horas mirando el reloj, que los pacientes son los mismos, y la ciencia determina lo que es para ti o para mi. Firmando drogas como si fueran autógrafos sin ver a los ojos del paciente, por si acaso hay algo mas allá que una simple tos, que una vaga enfermedad. Y así podría pasarme días describiendo profesiones con sus pros y sus contras, con su rutina, su monotonía, cuando para el artista no hay nada mas detrás del telón.

Es que nada de esto pasara si realmente fuese una pasión. Si la pasión es lustrar zapatos se agarra la calle y se pone a trabajar. Y buscando la cera mas ilustre se comienza a frotar y frotar hasta que la vida agarre brillo. Y si la pasión fuese vender en una boutique de ropa, por lo menos la moda debe gustar, y así sean cachivaches o estrenos, con un gusto innato deben lucir bien. Si la pasión es ser bailarina hay que aguantarse los pies, y los calambres en las piernas, la dieta rigurosa, la capota en maquillaje, porque luego hay mucho por lo que sentirse bien…

Es fácil hacerse la pregunta de que nos gusta hacer. La respuesta puede ser aun mas sencilla porque si ya se tiene cierta edad, por mas que queramos esconderlo, por dentro lo tenemos demasiado claro. El talento mismo va brotando poco a poco por los poros, no importa si se oculta el sudor. Lo que se hace realmente difícil es hacerlo. Es tomar la decisión de dejar las cosas tal y como están y empezar de nuevo. Y no se hace por uno, sino por los demás. Por no tener que enfrentar a la gente que juzga y decirles que has decidido renunciar y cambiar. La palabra cambio les resulta tenaz, una palabra que no existe en el diccionario, y que de existir necesitarían un manual para llevarla a cabo. O llegar a la casa a contarle a la familia que se van de la ciudad p´al pueblo porque ofrecieron negocio en lo alto de la montaña. Entonces  opinan y reclaman, y los demás también y  te dicen lo contrario, y se cuestiona la vida misma cuando eso lo que se está buscando. Vivir. Y te retractan… vuelves a la oficina a calentar la silla y a drogarte de café, o al consultorio a medir la tensión y firmar la receta, o la boutique de la madame a mirarte en el espejo y decirte a ti mismo con la mirada clavada en tus propios ojos, que algún día se va a lograr. Hondo respiro.

Dichosos aquellos que se acercan a ello, o que ya lo están… y que aun consiguen balancear el resto.


“We cannot be sure of having something to live for unless we are willing to die for it.¨  
Che Guevara

miércoles, 16 de marzo de 2011

Comfort Inn

Escuchamos hablar de la zona de confort. Su existencia individual en cada uno de nosotros y los beneficios que trae el salirse de ella aunque sea por un instante, por una hora, por un día, por un periodo de tiempo indefinido, que al parecer mientras mas largo sea, o mas frecuente se haga en nuestras vidas, mas provechoso se torna para la persona. Muchos se preguntan entonces ¿cuál es exactamente la zona de confort de la cual hay que salir? ¿es la misma para cada quien? o varía según las vidas que llevamos, las cosas que tenemos, la gente con la cual nos relacionamos, el trabajo que desempeñamos día a día. Seria prácticamente imposible dar con una definición global que nos envolviera a todos y a cada uno por igual, pero si es importante saber porque en ocasiones resulta necesario ponerse las botas de goma y salir a caminar bajo la lluvia.

En el libro “Danger in the Comfort Zone”, la autora Judith M. Bardwich define la zona de confort como ese momento en que actuamos libres de ansiedad ante los sucesos de todos los días. Cuando todo parece ¨fluir¨ a nuestro alrededor, y una sonrisa tatuada en los labios expresa la tranquilidad que nos aborda en ese preciso instante. Cuando estamos exentos de riesgos y caminamos por una senda segura, con barandas a los lados por si llegamos a caer. Como si ese camino libre de obstáculos nos definiera como persona y nos etiquetara como aburridos, el que vive entre parámetros imaginarios que le llenan la cabeza, y que de ellos difícilmente se puede escapar. Los peligros y la aventuras se hacen cada vez menores hasta que a veces desaparecen del todo, y la monotonía comienza a reinar en cada fecha del calendario.

Curiosamente el estrés es una de las cosas que puede sacarnos de esta zona de confort. Está científicamente demostrado que algunas personas dejan de ser productivas cuando no están bajo estrés, como si necesitáramos un área de incomodidad para poder producir mejor ¨si estas muy cómodo, no eres productivo, y si estas demasiado incómodo no eres productivo tampoco¨ dice Daniel Pink otro autor que habla del tema. Parecería entonces que la estrategia está en ponernos pequeños riesgos y vivirlos con paciencia de una manera tal que con el tiempo podamos acostumbrarnos a vivir allí, en esa zona de incomodidad, para abrir espacio a otros riesgos mayores que se presenten después, y de esa manera ir trabajando el músculo del espíritu y de la vida como tal, como un manual para el guerrero, aquel que decide vivir la vida poniendo a juego el alma y el corazón.

Mientras mas miedo le tenemos a la vida, a los riesgos, a entregar el todo por el todo, mas difícil se hace salir de la zona de confort. Como una cárcel que te encierra entre varas y mientras mas tiempo pasas en ella, mas te vas a acostumbrando, hasta el punto que piensas que no podrías sobrevivir afuera, en el mundo externo al que empezaste a tenerle miedo. Dentro en esa celda solitaria sabes que nada te puede pasar, nadie te puede engañar, el dinero no se puede perder, los sueños no se pueden lograr porque no hay sitio para ellos. Somos inmunes a ser vulnerables ante la vida, ante la gente en general, y eso es realmente lo que nos da comodidad. Mientras mas vulnerables somos, mas nos llenamos de sentimientos de miedo y vergüenza.

El problema radica cuando el salir de esta zona de confort se hace de manera involuntaria, lejos de una decisión personal. Contraria a aquel que deja la oficina en Wall Street una tarde de Abril,  para irse a dar cátedra en la Universidad de Iowa un lunes por la mañana. O aquel que abandona su consultorio en el hospital publico de la ciudad, para irse a escribir un libro de uvas verdes y rojas en las afueras de Napa Valley. Hoy es diferente. La crisis financiera, los desastres naturales, la noción que la vida vale oro y que sin duda alguna puede pulverizarse en cuestión de un instante, y volarse con la brisa fresca de la tarde para no volver nunca jamás. La vida debería ser definida entonces como el elemento de vulnerabilidad máxima que existe en el planeta tierra. Un día esta, y al día siguiente no queda ni rastro de ella. Viviendo, sintiendo, llorando, riendo a carcajadas, arrastrando energía en cada respiro, en cada beso, con cada amor. Pero el cambio es inminente tarde o temprano cualquiera que sea la razón, y nos arrastra muy lejos de la zona de confort. Una gran pérdida bien sea humana o material. Un cambio radical de trabajo, un desastre natural.  Un amor que se va para siempre y hay que perdonar, pero mas importante hay que dejar ir. Y el corazón duele, y el alma llora, y es en ese momento cuando bajan del cielo como cierto milagro, la fuerza y el valor, en ese instante de puro dolor que está lejano... muy lejano de la zona de confort.

Si trabajáramos mas el ser valientes, el poder llorar un rato y dejar que las ultimas lagrimas se las lleve el viento, y ser pacientes. Tener el valor de soñar de nuevo, de una manera diferente, llenos de esperanza y fe. Resulta incómodo el simple hecho de saber que tenemos el poder de amar tanto, de apegarnos tanto a las cosas espirituales y materiales, que nos inunda el miedo cuando ya no están. Nos asusta la ausencia, la soledad, los riesgos, lo distinto, lo que creemos no podemos controlar. Cuando en el fondo somos de naturaleza salvaje que todo lo podemos:  amar, perdonar, y olvidar, soñar con un mundo distinto, cambiar de trabajo, y atravesar las tragedias mas fuertes y desalmadas que nos podamos imaginar. Sobrevivir una tragedia como la de Japón que te arrastra de manera inhumana fuera de la zona de confort, y de esa manera te obliga a crecer, a sobrevivir pero de verdad, a volverte mas fuerte, mas humano, y por sobre todas las cosas un gran ejemplo para aquellos que aun viven bajo las reglas de un contrato surreal. Un héroe.


We cannot become what we want to be by remaining what we are. Max DePree


jueves, 10 de marzo de 2011

Unusual suspect

Desde hace mucho tiempo hay un símbolo que se repite en mi cabeza sin tregua. Como un mantra que invoco en silencio y que solamente yo se que existe. Fue evolucionando con el tiempo de eso puedo acordarme, no siempre fue el mismo, pero si no dejó de tener nunca el mismo significado. Estoy segura que no soy yo la única que lo tiene, o que lo siente vibrando en su interior cuando su mente lo recuerda, cuando lo ve escrito en un papel o camuflado en alguna cosa simple que se atraviesa en el camino al azar, aunque para cosas como ésta el azar no creo que exista, sino mas bien el misterio que me sorprende cada vez.

Caminaba por la calle una tarde cuando comenzó a llover y mojé mis zapatos. Me dirigí a un café esperando a que escampara y ordené un te caliente con el fin de apaciguar el frío tenaz que subía por mis talones mojados, y me iba enfriando la sangre poco a poco entre las piernas, subiendo por el centro hasta el corazón. ¿Hasta cuando pensé? hasta cuando un sin fin de cosas que uno quiere resolver en el transcurso del dia. Hasta cuando la lluvia que me moja aunque traiga paraguas, hasta cuando los carros egoístas que no dejan pasar? Hasta cuando lo tuyo, y lo de ellos, y hasta cuando lo mio también? Hasta cuando va a tardar ese proyecto, o que me traigan el bendito té? Y como si mi pensamiento invocara patrones se acercó un señor con la taza de agua caliente untada de hiervas, y una servilleta de papel blanco doblada en tres. 

Al abrirla noté que estaba impresa la marca del producto, pero que además de eso, era mi símbolo también. El que yo me había inventado, el que solo yo podía saber. Al que había puesto un significado apócrifo que nadie mas podía entender. Como si me lo hubieran robado de la mente en algún sueño loco en que me fui para atrás, y no supe resguardar mis cosas, mis mas íntimos secretos. Me sentí desnuda. Como si alguien que no sabia quien, me conociese de una manera tal que era lo mismo estar sin ropa, exponiéndole mi piel. Miré a mis cuatro lados como de susto y todos parecían estar tranquilos, como si novedad alguna estuviera pasando mientras yo me enloquecía entre la lluvia, el frío enterrado entre los huesos, y el acertijo aquel que me hacía endeble ante aquella situación.

Llamé al mesero que regresó sin prisa y pedí la cuenta. Pensé que sería inútil preguntar en que lugar habían comprado aquella servilleta que para ellos no era mas que un simple papel. Pero que a mi juicio era lo mismo que si llevara mi nombre escrito, como si arrojara el olor ajeno de mi perfume, o tuviese mis labios impresos en algún color. ¿Qué hubiera hecho entonces de haberlo sabido? Hubiese ido hasta aquel otro lugar a preguntar mas cosas, y luego otras que vinieran después. Entonces preferí guardar silencio y sacando algunos pesos de mi bolsillo me levanté. Afuera había escampado sin que yo lo supiera, y el sol comenzó a calentar mis pies helados con cada roce de mi paso en el asfalto. Recordé entonces que hay cosas que no se cuestionan, que simplemente son. Que aparecen y desaparecen, y aunque tienen vida propia en forma de una extraña vibración, no podemos enfrentarlas, sino aceptar su presencia ajustando el juicio y el uso de razón. Seguí caminando un rato mas mientras el sol secaba la calle.


Never let the future disturb you. You will meet it, if you have to, with the same weapons of reason which today arm you against the present. – Marcus Aurelius Antoninus

viernes, 4 de marzo de 2011

A day to unplug

El séptimo día de la semana es de descanso, un ejemplo que puso el Creador aquel día siete, en que finalmente termino de pintar su obra maestra y se dispuso a descansar. Y desde ese dia cada día siete es declarado como dia de descanso, dia que no se va a trabajar, ni a sacar cuentas, ni a firmar papeles. Los cristianos escogieron el dia domingo. La religión judía el sábado y de allí la palabra Sabbath. Pero ya de eso han pasado muchos años, tantos así que seria inútil contarlos, ni saber exactamente cuando se estableció esa regla que en el presente pocos parecen seguir. El mundo comenzó a girar tan rápido como un trompo que se acaba de lanzar, y en los años que pasan a la velocidad de la luz, parece no haber tiempo para nada, mucho menos para descansar.

Llegamos a la casa después del trabajo para empezar una labor aun mas exigente: la tecnología. Los cambios, los avances, la diferencia que hace el tener tal cosa, lo ultimo que salió. La computadora siempre encendida botándonos grandes dosis de información sin tregua, a las que tenemos que responder de inmediato para siempre estar al dia con lo que viene después. Los smartphones, celulares, mp3 players, Ipad, Xbox, Wee… cada dia hay algo distinto, un nuevo robot que entra a la casa lleno de autoridad y empieza a darnos ordenes simultaneas hasta hacernos esclavos de sus comandos. Siempre alertas, siempre pendientes si la luz del celular se encendió, si hay un nuevo mensaje en el correo de voz, o algún email que se quedó atascado en la aduana. Si llamaron o no ¿Donde carrizos están? Si el móvil esta vibrando. ¿Dónde?

Por esa misma razón desde la madrugada de hoy 4 de Marzo hasta la madrugada del domingo 5, se celebra el ¨National Day of Unplugging¨ que se podría traducir en español como el ¨Dia Nacional del Desenchufe¨, buscando el descanso y la desconexión de miles de personas alrededor del mundo con el fin de instigar la paz y el reposo.  Entonces habría que apagar el celular y la computadora por veinticuatro horas, al igual que los juegos de video que hoy por hoy  te apartan del mundo real, llevandote a uno virtual caragado de estrés y competencia. Teniendo un dia ¨off¨ para reconectar con uno mismo, con lo mas intimo de nuestro ser. Para estar con la familia y escuchar lo que tienen que decir, pero no por teléfono ni por skype, sino personalmente, cara a cara. Una noche para tomar vino tinto y perderse en la embriagante libertad del silencio. Para prender velas en la oscuridad de una noche de luna nueva hoy cuatro de marzo. Liberar intenciones a la valquiria que es de plata y que hace los sueños realidad. Un dia para salir a pasear sobretodo al aire libre porque con la naturaleza es una de las principales cosas con las que tenemos que reestablecer contacto continuamente. Echarnos sobre el pasto y sentir como la pachamama nos envuelve entre sus verdes brazos, como hijos suyos cada uno por igual. Y una vez allí mirar al cielo, techo universal de todas las naciones, de todas las culturas, razas y religiones. Enfocando la mirada mas allá de la nada, donde nunca hay limite, donde no se sabe si es comienzo o es final. Pidiendo deseos, inventándose sueños que nos conecten mas a la vida misma, y a nuestro propio bienestar.

Veinticuatro horas que nos recuerdan lo necesitados que somos. Obligados a pedir favores cara a cara, o a besar directo en la frente, o tener que decir te amo a los ojos del amante. Donde no tenemos otra opción que ayudar con nuestras propias manos porque los contactos se quedaron en la memoria del celular que duerme hasta mañana. Donde los gestores también están de fiesta, y el abogado se fue para la playa sin correo de email ni numero al que llamar. Entonces solo allí recordamos nuestra propia naturaleza. Esa esencia de ser todos una raza que necesitamos descanso y paz mental. Que necesitamos reconectar con nuestra especie, con nuestra tierra, con los seres mas queridos, y con el personaje mas importante de todo este cuento, el Yo mismo, preferiblemente en silencio. Seria perfecto entonces si este dia que desenchufamos todo aquello que tiene cable o batería, se hiciera mas que un dia oficial, algo común de todos los días, aunque empiece por un solo momento que se pueda extender a mas. Bastasen solo un par de minutos para dedicarlos a todo, menos a eso. A nosotros mismos.


For fast-acting relief, try slowing down.  ~Lily Tomlin




http://www.sabbathmanifesto.org/


Feliz día Mr. Ed


miércoles, 2 de marzo de 2011

Scream like William Wallace

Cuesta creer que nos seguimos matando los unos a los otros. Como si la vida se regenerara fácilmente después de perderse entre las manos sucias de aquellos que tienen un profundo hueco en el pecho, donde debería estar latiendo el corazón. Hablamos del Coronel Gaddafi, titulo importante que por ironía suelen tener aquellos que tocan el suelo mas bajo. Uno entre muchos mas que aprietan el gatillo de una manera tan natural, que pareciera mas que un crimen, un juego. Como si la vida realmente no valiera mas que unos cuantos centavos que se pueden pagar con el sueldo de la faena. Actos deplorables. El ejemplo perfecto para el resto del mundo de cómo no deberían hacerse las cosas, de cómo no debería gobernarse un pueblo. Ni siquiera a un solo individuo.

Me pregunto constantemente de donde carrizos sacan esas filosofías tan absurdas. Algunos las llaman arcaicas, viejas, prehistóricas, pero hasta eso me cuesta creer. Se me hace difícil pensar que hayan existido de manera efectiva en un pasado así sea lejano, y que hayan servido para algo mas que infundir el miedo en corazones que aun gozaban del derecho de libertad. Que la matanza de seres inocentes haya valido alguna vez para algo mas que sembrar el pánico en aquellos que estaban presentes. Un miedo que se esparce como semillas en tierra fértil y comienza a crecer echando raíces en medio del corazón, entre los pliegues oscuros del intestino. Nauseabundo. Con gestos, discursos, palabras necias, y hechos lamentables así como la muerte que alimenta con la vida misma ese pavor que se lleva por dentro haciéndolo cada vez mas fuerte y poderoso. Pánico en esteroides. ¿Qué podría ser peor?

Crece tan grande que bloquea el propio organismo impidiendo la entrada de absolutamente nada que no pertenezca a su estirpe: temor, miedo, odio, pavor, terror. De allí la palabra terrorismo. Y de esa manera comienza a luchar efectivamente contra las células de amor que habitaban dentro por ley universal. Porque allí estaban sin lugar a dudas, mucho antes de ser concebidos siquiera. Nuestra pura naturaleza: una célula de amor. La mas grande enemiga que el miedo ha conocido. Pero que suele olvidarse allí en las aceras del corazón, sin riego, sin alimento, sin mas de ese mismo amor que la multiplique. Entonces se debilita, y se iguala al pavor en peso y tamaño, y se debilita mas hasta que desaparece por completo otorgándole trono al miedo que ganó la batalla y ahora es el rey que manda en el alma misma y en pleno corazón.

Olvidando que el amor esta en todas partes, que es universal. Y aunque suene inocente en casos de ciencia política es una de las pocas soluciones que tenemos contra la miseria, contra la matanza de seres inocentes, para el tema absurdo del poder absoluto y del odio civil no solo en Libia, sino en muchos otros lugares del mundo. No ese amor ingenuo de dos enamorados que van de la mano cruzando el Central Park. Sino ese amor que alimenta las ganas colectivas de vivir en un mundo donde reine la paz. Ese amor que nos permita gozar de una libertad heredada. Una sola oportunidad para disfrutar la vida. Una vida que con los años fugaces que vuelan sin tregua se hace cada vez mas corta e incierta por alguna razón, y que no podemos dejar pasar así no mas, como si no importara, como lo hacen esos que matan, que hieren, que no escuchan, que no se quieren rendir ante la sangre, ante el llanto de pueblos que exigen democracia.

Dejemos de culpar a sectas religiosas. A lideres que no aparecen en los libros de historia, ni en la Biblia misma, ni en los versos del Corán. Entendamos de una buena vez que el problema no está únicamente en aquel que mueve la batuta como director de orquesta, sino en aquellos que vienen desde muy atrás orquestando una vil función de inmensas fortunas y absurdo poder. Quisiera arreglar al mundo y no puedo. Quisiera ser yo la que agarre un fusil con mis propias manos y apunte a la frente de muchos que puedo contar con mis dedos. Sin embargo el amor que llevo dentro me impide hacerlo así de fácil como lo hacen ellos. Aunque también es un arma poderosa. La que utilizo a diario para pedir por aquellos que tienen sus días contados, y que quizás sean sus almas finalmente libres las que sirvan para recordarle al mundo cual es realmente nuestro estado original. Libres.


He who fears something gives it power over him.  ~Moorish Proverb