jueves, 19 de enero de 2012

R.I.P

Las malas noticias son terribles. Como un huracán en el medio de la nada sin poder resguardarse, sin refugio. Y siempre vienen. Tarde o temprano por mas preparado que uno esté, siempre te tocan la puerta. Por mas afín que uno esté con la vida, por mas vidente que uno sea, por mas cum laude en el tema espiritual. Siempre vienen como un balde de agua fría. Literalmente. Una cachetada a la cara con mano abierta y te calienta la piel. Te desvela, te rompe, te vuelve así pequeñito, inexistente para el mundo y para todo aquello que tanto creías. Como volver atrás. Como saber que para esos momentos te has venido preparando desde hacía rato y ahora no entiendes realmente para qué. Tanta preparación, tanta experiencia, si igual te agarra, y tiene el poder de asfixiarte con sus dos manos. Si igual te agarra desprevenido. Si igual te toca, te carga, te zarandea, si tiene el poder de inestabilizarte, de destruirte, de aniquilarte. Desafortunadamente así son. Así son casi todas.. las malas noticias.

Y las hay por todos lados, y hay más de una para cada quien. Las hay por doquier. No hay que comprarlas, ni hay que ser rico ni pobre para tener mas o menos. La misma cantidad. No se al final si seria mejor nunca dejar de entrenarse en la carrera que es la vida, o mas bien ser inútil, ignorante y necio ante lo que puede pasar. No se siquiera si es posible entrenarse para la muerte de algún familiar. Inesperada. ¿Son realmente efectivos los años de estudio, de rezos, de retiro y meditación? Cuando te arrancan la vida de un solo golpe y hay que vivir con ello. Al parecer eso es lo que hay, no hay de otra en este juego de la vida. No hay comodín. No hay un valor en X en esta ecuación que llamamos vivir. Un dulce baile entre respiro y latido donde toda canción tienen un final. Un misterio maravilloso como la vida misma que la parió. Porque sin muerte no existiera la vida, ni días de sol y cielos azules sin las tormentas que vienen y van.

Tan familiar se nos hace el decir adiós porque solemos hacerlo a diario. De hecho es una de las primeras cosas que se nos enseña cuando somos bebés «dile chao», con voz de mamá. Sin embargo no se aprende a decir ese ultimo adiós entre tantos adioses. No se digiere realmente con cada uno que pudiera ser ultimo alguna vez. Por muerte o distancia hay siempre un ultimo adiós. Un adiós para el que no nos entrenaron jamás. Por ello es mejor ni pensarlo, ni dar tiempo para entenderlo sino mas bien aceptarlo. Saber que la vida va mucho mas allá y que todos tenemos finales distintos porque a cada quien le dieron sus cartas. Saber que si alguien se retira del juego sigue el tiempo reglamentario y hay que seguir jugando. Hay que aprender a vivir sin los nuestros. Hay que tener la carta de la esperanza y saber jugarla. Hay que seguir adelante, hay que seguir amando todo lo que aun está. Hay que seguir creyendo por sobre todas las cosas. Hay que evitar a toda cuestas ser uno el que dice ese adiós porque se nos fue el alma prendada de aquel que se fue  porque se ha perdido la fe. Esa ultima vez.


One day your life will flash before your eyes. Make sure its worth watching. 
Unknown source





1 comentario:

  1. Muy acorde con este dia en que mi pana se retiro del juego y yo celebro su vida y la mia. Very cool words, very, very cool for me. Gracias.

    EP.

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