lunes, 5 de septiembre de 2011

Memento Mori

Ser conscientes que la muerte existe. Poder mirarla fijamente a los ojos sin que nos asuste más. Invitarla a bailar o a tomar una copa. Robándole de esa manera el poder morboso que tiene sobre cada situación diaria, detrás de cada miedo mundano que nos persigue al caer la noche, o con el nuevo amanecer. Un hecho infalible para absolutamente todos los seres humanos que contamos con la dicha de respirar en el presente. Estar conscientes de ella en todo momento, sin tener que relacionarla únicamente a ese momento final y trágico, donde acaba la vida. Irónicamente además del momento presente, lo único cierto que tenemos. Un sinónimo –en lugar de antónimo– a la única vida que conocemos. A esa que nos aferramos fuertemente como pirata ante un tesoro frágil, efímero, que si dejamos ir, nos sentimos condenados de por vida. En la del más allá.

Entonces sí. La muerte debería estar siempre presente no como un hecho trágico de aquellos que se vienen a por ti una sola vez y de manera radical, como para nunca tener que regresar. Sin dar chance a decir adiós, como huyendo del mundo y de uno mismo, de los pergaminos del pasado y de aquellas cuentas que quedan pendientes.  Quizás más bien debería estar presente como símbolo de que nada es permanente en esta vida. Como icono perfecto que todo va mutando queramos o no y que no tenemos control alguno de ello. Que todo lo que sube baja, que todo lo que viene se va. Tarde o temprano. Que la piel se arruga, que los órganos se van marchitando hasta dejar de trabajar en un suspiro eterno que nos roba el aire de por vida… así como los años. Que el pelo se hace blanco o simplemente se vuela con el viento y deja de existir, y aquellos nombres que se escribieron una vez sobre las arenas del mundo se fueron borrando con cada beso del mar.

Tener presente siempre que somos mortales y que esa simple noción en vez de entristecernos, o mortificarnos, más bien nos hiciera mejores personas de una manera u otra. ¨Memento Mori¨ –recuerda tu mortalidad.  Porque todos somos la misma raza, y tenemos el mismo final. Y aunque esta noche se puedan tocar las estrellas estando en la cima, mañana podría estarse cubierto de polvo. Porque así es la vida. Y recordando lo mortales que somos, débiles ante el poder del maestro, sabemos en el fondo que tenemos una sola oportunidad. Que no hay vuelta atrás. Que lo que hacemos aquí se va escribiendo en letra cursiva en el libro de la vida, y que hay muchas cosas que se dejan por hacer. Que la muerte es como dicen por allí: un juicio.  El momento para contar bendiciones, o aquellos momentos en que se pudo cambiar y aun así el miedo fue aun mas fuerte, y la fe se pintó de colores. Las oportunidades destinadas a la ayuda, o al amor, o al cuidado de alguien ajeno se nos fueron de las manos y siempre nos vimos allí, de primeros en la fila como esperando algo más.

Hablemos de ella. Volvámonos cómodos en su presencia. Conversemos con aquellos que opinan distinto, y seamos amigos de aquellos que la han saboreado con la punta de la lengua, aun sin haber visto el menú. No le tengamos miedo por las noches cuando se disfraza de insomnio y se esconde tras las paredes oscuras de la habitación. Veámosla mas bien como la cura de toda enfermedad. Sabia sombra del más allá. Tengámosla siempre presente porque ya forma parte de nosotros impregnada como aceite en cada poro, en cada trazo de piel. En cada mirada que se va apagando con el pasar del tiempo. Una mancha en la consciencia misma, como un recordatorio diario de que algo tiene que cambiar, o alguna acción que debe llevarse a cabo. De ipso facto. Como si en el momento preciso que nos dieron a luz, una mano blanquecina y arrugada hubiese volteado el reloj de arena poniéndolo a andar. Y es que cada día nos acercamos más a ella. Como si empezáramos a morir desde el instante en que nacemos, aunque tengamos el chance de volver a nacer en cada nuevo despertar.


Death, the one appointment we all must keep, and for which no time is set. – Charlie Chan






Pd: Marala, mi primera novela estará disponible en el mes de Noviembre 




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